Daredevil

Con todos los respetos, por supuesto, para la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), he aquí un superhéroe que podían hacer suyo: ahí es nada, un niño que queda ciego por un fatal accidente, que sin embargo le ha dotado de una prodigiosa sensibilidad en los cuatro sentidos restantes, hasta el punto de que prácticamente ve mejor que los que tienen buena vista.

Otro más de los superhéroes de la casa Marvel que pasa al cine, tras Spider-Man, Hulk o X-Men (estos últimos más conocidos en España como Patrulla X), aunque es cierto que éste tiene ciertas diferencias con respecto a sus homólogos: no sólo por su evidente discapacidad física, suplida con la potenciación de otros atributos, sino también por su torturada conciencia sobre el Bien y el Mal, su sed de venganza y, curiosamente, ser un superhéroe católico, cuando lo habitual en estos casos es que no se pronuncie en materia religiosa.

Pero la adaptación que ha llevado a cabo Mark Steven Johnson no se puede decir que haya sido espléndida; empezando por el planteamiento argumental, más bien ramplón, con niño que asiste al asesinato de su padre (pobre pero honrado, como dice el aberrante aforismo que parece dejar sólo para los ricos la honestidad, cuando ya sabemos que esa palabra ni la conocen...) y jura venganza, con mujer que se cruza en su camino y final recapacitación para que triunfe la justicia (ahora suenan las trompetas y violines...).

Además, los malos son realmente malos, pero de puro pencos, con un negrazo imponente (Michael Duncan Clarke, nominado al Oscar por La milla verde, donde estaba mucho mejor) que parece la Bruja de Blancanieves en negro, y un irlandés con una diana tatuada en la frente, con el vicio de lanzar a la garganta del vecino cualquier cosa puntiaguda.

Tiene el filme, eso sí, un interesante aspecto visual, sobre todo en la representación de cómo visualiza el protagonista las sensaciones que le llegan a través de sus superdesarrollados sentidos. No es, de todas formas, la notable película que hubiera podido ser, a poco que el director hubiera tenido más sentido del ritmo y el guionista algo más de cabeza...