El cojonudo

Fede Álvarez alcanza la fama en Estados Unidos a partir del remake de Posesión infernal (2013) y de No respires (2016). Para llegar a ello fueron fundamentales dos cortos rodados en su Uruguay natal, este El cojonudo y Ataque de pánico (2009), que llamaron poderosamente la atención también en Hollywood.

El cojonudo narra una historia de atmósfera opresiva. En los alrededores de Pan de Azúcar, la ciudad del departamento de Maldonado dentro de la república uruguaya, una pareja de jóvenes, chico y chica, llegan con su automóvil humeante a una destartalada estación de servicio. Allí un viejo que está mateando les dice que tendrán que esperar tres horas hasta que llegue el mecánico. El comportamiento de la pareja deja mucho que desear, así que, entre tanto, el vejestorio empieza a contarles una historia sobre el respeto, algo que sucedió tiempo atrás: un ladrón de bancos, apodado el Cojonudo por sus exuberantes atributos viriles, llega durante la noche a una casa tras dejarle tirado el coche. El dueño es un viejo con dos hijos, una callada pero algo (más bien mucho) salida, y el otro un tonto (literalmente) de baba. Todo es que el caco haga alusión a su tamaño genital para que la salida busque la ocasión de cepillárselo; el viejo, como era de prever, despierta y los pilla en plena faena…

El cojonudo es, por supuesto, un filme de escasa entidad en cuanto a los medios dispuestos. Otra cosa es que esos pocos recursos los ha movido con inteligencia y consigue transmitir al espectador la sensación de agobio, de asfixia, que los protagonistas viven, tanto en la historia principal como en la que se cuenta dentro de ella, en un filme extraño, con pocos asideros para el público, pero que funciona en su extremosidad “gore”: no hace falta decir, habiendo de por medio un tipo con gónadas grandes y un viejo ultrajado, y todo ello en un cine de terror proclive a la casquería, en qué termina semejante mezcla…

Se podría considerar que la historia tiene concomitancias con un clásico del cine “gore” USA, La matanza de Texas, con sus desprevenidos pipiolos que llegan donde no debían, y su familia de tarados, aunque aquí el que tira de machete (como en La matanza… de sierra eléctrica) sea sólo uno, y tenga todas las canas del mundo… Eso sí, si la película norteamericana era escasa en recursos económicos (que no creativos), ésta no le anda a la zaga, e incluso le gana de calle: 10.000 dólares USA como magro presupuesto para un cortometraje de 22 minutos con varias localizaciones, rodaje parcial en exteriores y una nutrida legión de intérpretes y técnicos.

Humilde cine de género que, sin embargo, tiene lo mejor en sus imaginativas soluciones visuales y en su capacidad para crear atmósferas viciadas, El cojonudo auguraba ya lo muy lejos que llegaría su autor, Fede Álvarez, con su inseparable guionista Rodo Sayagues.