Imagining Argentina

La nueva película de Christopher Hampton (el director de la cultista y estimulante Carrington) comienza y termina con una alegoría sobre el mito de Orfeo y Eurídice, el héroe griego que desciende al Hades para rescatar a su amada, como ocurre también, figuradamente, en este film, ambientado en la Argentina de Videla, escalofriante paisaje en el que el protagonista pierde a su mujer, secuestrada por militares camuflados.

Pero a partir de ahí la denuncia de la felonía de los tiranos se va diluyendo para entrar en una suerte de thriller sobre precognición y clarividencia, cuando el personaje central se da cuenta de que tiene poderes para conocer el destino de los desaparecidos por la mera imposición de manos. Y entonces es cuando ya se viene todo abajo: aunque en arte es posible casi todo, la disparatada mezcla de denuncia social con esta especie de descafeinado realismo mágico resulta, cuando menos, indigesta. La película se resiente de semejante híbrido, y la historia, a fuer de lacerante como ominosa tragedia que supuso la desaparición y asesinato de treinta mil personas, termina resultando inverosímil, a pesar del sobrecogedor poso de verdad que hay en ella.

Flaco favor ha hecho Hampton a la causa de la libertad y de la denuncia de la represión: para este viaje, mejor nos quedamos con lo que conocemos, la espléndida Desaparecido, de Costa-Gavras, sobre la dictadura de Pinochet, o alguna de las muchas y buenas películas que el cine argentino ha realizado sobre el doloroso tema del que fueron protagonistas y víctimas (y algunos, con galones, incluso verdugos...).

Y además, Antonio Banderas y Emma Thompson carecen de química: no te los crees en ningún momento como pareja; y es que parecen hermanos, por no decir primos...

(20-04-2004)