Licantropía

Nieves Gómez es una cineasta almeriense que es también profesora en la Facultad de Educación de la Universidad de Almería, habiéndose desempeñado así mismo como productora de videoclips. Ahora debuta en la dirección cinematográfica con este esforzado y voluntarioso Licantropía que (digámoslo ya) no cumple los mínimos estándares de calidad, aunque es verdad que se agradece (y por ello cae irremediablemente simpática) la osadía de intentar montar con medios cuasi aficionados un producto que tenga cierto empaque industrial, aunque nos tememos que no lo ha conseguido.

El film comienza con unos ayes terribles; una voz en off nos habla de la vida, la oscuridad y la luz: Francisca no la vio porque nació ciega. Cuando la niña nace, la madre la lleva a curanderos. Ya de mayor, aquella niña ciega se hizo curandera, buscando una cura para su mal; para ello, sirvió al diablo y a una bruja experimentada, creyendo que la curaría de su ceguera… Cuando se enamoró de un joven creyente, la chica intentó alejarse del mal; accedió a casarse por el rito cristiano, que la atormentaba. Embarazada, tuvo una niña llamada María. El demonio la maldijo a través de su hija, la hizo peligrosa incluso para los suyos...

Lo cierto es que, en nuestra opinión, la película tiene un aspecto bastante amateur, tanto en filmación como en guion e interpretación. Ambientada a caballo entre los siglos XVIII y XIX, la mayor parte de la trama se desarrolla hacia 1812, en plena Guerra de la Independencia española, con el recurrente tema de la licantropía, como se anuncia en el propio título del film. Pero estamos ante un producto cuasi amateur, una historia elemental, en la que no hay sutileza alguna, ramplona y maniquea. Es cierto que la fotografía es correcta, pero también muy académica, sin personalidad. La historia es confusa y está mal pergeñada, con unos diálogos imposibles. El producto cinematográfico está mal planificado y mal montado, con evidentes problemas de continuidad.

¿Estamos ante una historia sobre el Bien y el Mal? ¿Podría hablarse de una intencionalidad religiosa? Lo cierto es que es difícil decirlo, y no porque el film sea críptico, sino más bien porque la historia es difusa, por no decir confusa, y resulta con frecuencia incoherente y banal.

Por buscarle los tres pies al gato, se presenta también como uno de los escenarios principales una especie de cabaña, de donde los personajes principales no quieren, o no pueden salir... como si fuera enteramente El ángel exterminador, de Buñuel. ¿Estamos, entonces, ante el intento de hacer una peli existencialista o surrealista, a la manera de aquella notabilísima película del cineasta de Calanda? Igual es pura casualidad, pero ese miedo a salir de la cabaña es evidente que está ahí, aunque a lo mejor la causa es mucho más prosaica, el puro miedo al hombre lobo que se supone acecha en el exterior.

Unos actores como de función de fin de curso de instituto, con una actuación exagerada y poco natural; un vestuario de patente guardarropía; un maquillaje del hombre lobo como de fiesta de Halloween; una música altisonante, a veces atronadora; y una cierta tendencia al tremendismo, terminan de redondear, para mal, este film muy naif al que, ciertamente, cabe reconocerle el gran esfuerzo realizado, la entrega de todos sus miembros, tanto técnicos como artísticos, pero también habrá que convenir, o así nos lo parece, que se trata de una película muy insuficiente. Ojalá Nieves Gómez, su directora, pueda hacer en el futuro nuevos films que mejoren la evidente endeblez de este producto. Ganas no le faltan, evidentemente…

(18-04-2024)