Los Tarantos

Rovira Beleta fue el primer español que consiguió que dos de sus películas, esta Los Tarantos y El amor brujo, fueran nominadas al Oscar. Aquí el cineasta catalán hizo una traslación del drama shakespeariano "Romeo y Julieta" a la sociedad industrial barcelonesa, en el seno de dos familias de raza gitana, ambas rivales, y con hijos que, obviamente, se enamoran en contra del odio ancestral de sus parentelas.

Aunque pueda parecer una osadía argumental, cambiando tan radicalmente el contexto original que imaginó el poeta inglés, no estaría de más recordar que sólo unos años antes Robert Wise y Jerome Robbins realizaban otra extrapolación espacio-temporal similar bastante arriesgada, y el resultado fue nada menos que West side story.

Eso por no hablar de Romeo y Julieta de William Shakespeare, la delirante versión que del mismo clásico realizara en los años noventa el australiano Bazz Luhrmann. El cine de Rovira Beleta (el único realizador hispano, junto con Antonio Isasi, con auténtica ambición internacional en los años sesenta) tiene sus mejores bazas en el sentido del ritmo y en la puesta en escena, como se puede apreciar en este filme.

Este Romeo y Julieta calé combina hábilmente los bailes gitanos con la progresión dramática de la trama, consiguiendo una síntesis muy estimable. Los Tarantos fue la última aparición en cine de la gran Carmen Amaya, que moriría pocas semanas después de finalizar el rodaje. Aparecen con ella algunos de los jóvenes valores de la danza flamenca de la época, como Sara Lezana y, sobre todo, Antonio Gades, un nombre propio que se afianzó con el tiempo como un indiscutible en el baile español.