Spenser: Confidencial

Esta película está disponible en el catálogo de Netflix, Plataforma de Vídeo Bajo Demanda (VoD).

El exagente de policía Spenser regresa a los bajos fondos de Boston cuando destapa la conspiración causante de un asesinato. Era un simple agente de policía de la ciudad de Boston que un día atacó con violencia a su jefe porque descubrió que no estaba investigando un asesinato. Le cayeron cinco años de cárcel y el día antes de salir unos matones le atacan para darle una paliza como mensaje de lo que le espera fuera.

Su amigo Henry, dueño de un gimnasio de boxeo, lo recoge a la salida de prisión y lo aloja en su casa, donde se hospeda Hawk, que no le cae bien pero terminan siendo muy buenos amigos. Ese mismo día de su liberación resulta asesinado su jefe y él está el primero en la lista de sospechosos, pero tiene coartada. Al ocurrir la muerte de otro policía, que deja viuda y un hijo pequeño, al que se le carga el crimen, decide por su cuenta investigar el asesinato aunque no tiene placa de policía y está sacándose el carnet para camiones de gran tonelaje y marcharse a Arizona a comenzar una nueva vida.

Todo esto ocurre en los primeros minutos de este interesante thriller, género del que hacía tiempo que no veíamos un argumento tan bien hilado, que está basado libremente en la novela Wonderland, escrita por el periodista Ace Atkins y Robert B. Parker, de la que ya se hizo la serie televisiva Spenser, detective privado (1985), que se han encargado de convertirla en guion Sean O’Keefe y el famoso Brian Helgeland, a quien se le deben entre otros los de L.A. Confidential (1997), de Curtis Hanson, y Mystic River (2003), de Clint Eastwood, dos formidables películas, basadas en sendas novelas de James Ellroy y Dennis Lehane, respectivamente, mientras que su compañero firmante es debutante.

Aunque su argumento no difiere de otros muchos en los que se delata la corrupción policial sobre el tráfico de droga y lo que hacen con la que decomisan para emplear el dinero sucio en negocios productivos legales, para lo que no tienen reparos en asesinar a los que les estorban para sus planes, dejando atrás a pobres viudas e hijos huérfanos.

Lo interesante de este trabajo es lo bien que lleva las distintas líneas de la investigación para acabar coincidiendo en el punto final. Hay giros que son previsibles y algún momento convencional, pero no afectan al desarrollo argumental que dosifica los giros de la acción para que no decaiga el interés del espectador.

En la interpretación destaca el buen trabajo de Mark Wahlberg, así como el aplomo y la veteranía de Alan Arkin, con la aportación femenina de Iliza Shlesinger como la novia de Spenser.

La dirección es de Peter Berg, actor de más de medio centenar de títulos y casi otros tantos producidos por él, sobre todo series de televisión, que se pasó a dirigir y lleva más de treinta films, entre los que destaca como más reciente Día de Patriotas (2016), que sin ser un director notable es un buen artesano, capaz de realizar con corrección un trabajo como éste, el mejor que le conocemos.