Esta película se pudo ver en la Sección Oficial a Concurso del Sevilla Festival de Cine Europeo 2016 (SEFF’16).
El cine de época puede enfocarse de muy diversas maneras. La peor, para mi gusto, es la académica, la que opta por la poco arriesgada fórmula de presentar en imágenes una colección de postalitas con las que se puedan lucir los departamentos de atrezzo, vestuario, maquillaje, fotografía… La mejor, en mi opinión, sería justamente la que busca el cine dentro de tanto ropaje, de tanto pelucón, de tanto encaje, de tantos velones. El caso de esta Une vie es distinto: académica en cuanto a lo superficial, con una adaptación de la primera novela de Guy de Maupassant, de título homónimo, un drama inicialmente publicado en forma de folletín (a la manera de la época) en 1883, sin embargo formalmente busca una narrativa sincopada, a base de brutales elipsis, que ciertamente resultan con cierta frecuencia chirriantes. La elipsis, desde luego, es uno de los más sutiles recursos cinematográficos (también de otras artes, por supuesto), pero su uso debe seguir algunas pautas evidentes en cuanto a su comprensión y en cuanto a su utilidad en la progresión narrativa y dramática.
En Une vie esas pautas no siempre se cumplen, y junto a algunas resoluciones brillantes, como el descubrimiento de la infidelidad del esposo por parte de la protagonista, hay otras que están pilladas por los pelos, con cierta tendencia a subrayar el recurso para ponerlo de manifiesto, cuando la mejor elipsis es la que no se nota, la que encaja en el desarrollo de la historia con facilidad, con fluidez, sin calzador, como a pesar de todo pasa más de una vez en este (por lo demás) interesante relato.
Normandía, en las primeras décadas del siglo XIX, una vez pasado el sarampión de la Revolución Francesa y la rubeola del bonapartismo: una joven de la mesoaristocracia francesa, recién salida del convento, casa con otro miembro de la nobleza mediana; pronto empiezan las desdichas: malos tratos conyugales, infidelidad reincidente, crimen pasional, hijo conflictivo y ya de mayor directamente crápula… Podría decirse que Maupassant describió en la atribulada vida de esta mujer toda una definición de la famosa ley de Murphy, la única que se cumple incluso más que la de Newton. Y es que, salvo quedarse embarazada (uy, perdón, que también se queda…), a la protagonista le pasa de todo. Historia muy del gusto del siglo XIX, pero narrada con la efervescencia del XXI por un director, Stéphane Brizé (que interesó en filmes como Mademoiselle Chambon y La ley del mercado), que gusta de historias extremas, Une vie resulta ser un filme irregular pero no exento de interés, la vida de una mujer que, a pesar de tener posibles, discurrió en todo momento a la sombra de otros: los padres, el marido, el hijo, incluso la criada.
Notable trabajo interpretativo de la protagonista, Judith Chemla, que pasa de la tierna adolescente que tiene toda la vida por delante y cree a pies juntillas en un futuro color de rosa, a la mujer madura, amargada, con alarmantes síntomas de insania, en la que se convertirá por mor de una serie de catastróficas desdichas (gracias, Lemony Snicket).
119'