Enrique Colmena

El aplazamiento (aunque en puridad es una cancelación) del Festival de Cine Europeo de Sevilla (SEFF, por sus siglas en inglés) de 2023, enviándolo a una hipotética fecha sin determinar en la primavera de 2024, esta concitando, y nos parece que con razón, una rara unanimidad entre las gentes del cine y de la cultura; y decimos rara porque ya es difícil poner de acuerdo al gremio, con intereses tan diversos y tan dado a la dispersión, por motivos varios. En cualquier caso, nos queremos hacer eco con este texto de esa repulsa del sector cinematográfico y cultural, e incluso de la mayoría de la cinefilia sevillana.

Como argumento el Ayuntamiento de Sevilla aduce la coincidencia de fechas con un evento de la magnitud de la entrega en la ciudad de los premios Grammy Latinos, en la primera ocasión en la que este evento se celebra fuera de los Estados Unidos, lo que ciertamente ha sido un notable logro. Pero sorprende que la administración de una ciudad como Sevilla (recordemos: en torno a 700.000 habitantes, capital de la comunidad autónoma andaluza, con más de 2000 años de historia y un extraordinario patrimonio cultural) no se vea capaz de articular la organización de dos eventos en el mismo mes, cuando uno de ellos, el SEFF, está ya más que testado y experimentado en las 19 ediciones anteriores, y se trata solo de ir por los carriles ya marcados por los anteriores equipos.

Además, el SEFF tenía, desde su inicio en 2003, sus fechas reservadas, a principios de noviembre, en un calendario, el de festivales, en el que los huecos libres son escasos y, en general, poco recomendables. Por eso mismo lo de mandar la edición de este año al próximo 2024, y encima a la primavera, parece una decisión absurda. Por varios motivos: por ejemplo, la primavera, en Sevilla, es la estación de las fiestas grandes de la ciudad, Semana Santa, Feria de Abril, e incluso algunas otras como el Rocío y el Corpus Christi, que, aunque de carácter netamente cristiano, arrastran también a amplias capas de la sociedad sevillana no precisamente muy religiosas. Se suele decir, y no nos parece errado, que la mayoría de la ciudadanía sevillana, en primavera, solo piensa en ese tipo de fiestas. Añadir el SEFF a esas fechas parece más bien suicida para el certamen, cuando en el otoño el festival de cine está dentro de un contexto cultural mucho más propicio (Feria del Libro, Bienal de Flamenco, inicio de las programaciones del Teatro Maestranza y Teatro Lope de Vega…).

Para remate de los tomates, como decimos en mi tierra, noviembre es una fecha ideal para un festival medio como el SEFF, que se puede nutrir de todo lo que se ha visto en la edición de ese año de Cannes y Berlín; ahora, en primavera, se queda sin esas referencias de primera línea, que quedarían ya muy lejos en sus ediciones del año anterior, y solo le quedaría conformarse con lo que pudiera pillar de Venecia y San Sebastián, que de todas formas también les cogería bastante alejados en el tiempo.

Y todo esto en un evento cultural que se ha celebrado en la ciudad ininterrumpidamente desde 2003, fecha de su primera edición (como continuación de las tres ediciones anteriores del llamado Festival de Cine y Deporte, iniciativa auspiciada por el gran José Luis Ruiz, artífice del Festival Iberoamericano de Huelva), acumulando hasta ahora un total de diecinueve ediciones de un certamen que, con los lógicos altibajos, ha conseguido hacerse un hueco en el corazón del sevillano, mayormente del sevillano con inquietudes culturales, con cifras de espectadores que cada año han estado, como media, en torno a las 75.000 personas, que se dice pronto. Para más inri, en los años más duros de la pandemia, 2020 y 2021, cuando las cifras de muertos por el COVID-19 se contaban por centenares a diario, el SEFF estuvo al pie del cañón con sus correspondientes ediciones, sin suspenderlas, como sí hicieron otros eventos culturales.

En fin, un desastre. La decisión, que suena a “plumazo” de quien no tiene ni idea de lo que tiene entre manos, no puede ser mas desacertada. El mundo del cine y de la cultura está buscando la forma de articularse para intentar revertir esta desafortunada decisión, y creo que, por esta vez (sin que sirva de precedente…), se va a conseguir una unidad de acción que ya podría ser la norma, y no la excepción, en el gremio audiovisual y cultural.

P.S. La frase que encabeza este texto, “¡Qué error, qué inmenso error!”, fue el famoso titular con el que el historiador Ricardo de la Cierva recibió en el periódico El País, en  julio de 1976, la designación por parte del Rey Juan Carlos de Adolfo Suárez como presidente del gobierno. Evidentemente, el error fue el de De la Cierva, como demostraron los hechos posteriores. Pero en este caso, nos tememos, no ocurrirá como entonces, y nosotros no tendremos que comernos con patatas esa frase, como ya lo hiciera don Ricardo, que sería incluso ministro con el “inmenso error” de Suárez…


Nota del Autor: Noticias posteriores a la publicación de este artículo indican que el Ayuntamiento de Sevilla, ante la unánime posición contraria a la cancelación del SEFF'2023, ha dado marcha atrás, acordando con las asociaciones profesionales del sector la celebración de un evento más reducido a finales del mes de Noviembre de este año. Por una vez, hay buenas noticias... 

Ilustración: Cartel del SEFF de la edición de 2022, última realizada hasta ahora.