Enrique Colmena
Este verano de 2012 se ha caracterizado, curiosamente, por la emisión en algunas televisiones españolas de varios productos de ficción ciertamente interesantes. En Antena 3 se ha podido ver la versión doblada al español de la serie catalana
Pulseras rojas –ver Artículo en CRITICALIA titulado
Un filó (una mica) inesperat--, con notable éxito de audiencia y de crítica. Pero estamos acostumbrados a que la cadena de Planeta cuide sus ficciones y ofrezca, en general, buenos productos en esa línea, aunque sea, como en este caso, mediante su adquisición a otra cadena, para la ocasión Televisió de Catalunya.
Pero a lo que no estamos acostumbrados es a que Telecinco (o Mediaset España, que es el nombre actual de la empresa, que aglutina a la propia Telecinco y a los otros canales de la casa: Cuatro, La Siete, Factoría de Ficción, Energy, Divinity, Boing) nos ofrezca buenos productos de ficción. De hecho, el último que puede calificarse así fue
Hospital Central, y antes de éste habría que retroceder ya hasta prácticamente comienzos de este siglo o finales del otro con seriales como
Periodistas o
El comisario.
Sin embargo, este verano se ha podido ver en la cadena de Berlusconi la serie
Frágiles, cuyo argumento gira en torno a los casos de un fisioterapeuta de métodos un tanto peculiares, que además de dar masajes y ejercer su oficio de la mejor manera posible, intenta ayudar a sus pacientes en otro tipo de lesiones, las del alma, que son más complicadas de curar. Todo ello cuando él mismo tiene un importante trauma interior que le atormenta.
Se han podido ver los ocho capítulos de la temporada, exigua cifra probablemente provocada por los habituales miedos de los operadores televisivos (no digamos ya en el caso de Mediaset España, tan poco acostumbrada últimamente a producir ficción, directamente o a través de productoras independientes) a una floja acogida de la audiencia que obligue a cancelar anticipadamente y de mala manera la serie. Pero el resultado, tanto a nivel de espectadores (que es el que le interesa a Paolo Vassile, el todopoderoso CEO de la empresa) como artístico (que es el que nos interesa mayormente a nosotros) ha sido muy interesante.
¿Dónde está la clave del éxito de
Frágiles? Más allá de posibles concomitancias que pudieran encontrarse con éxitos catódicos recientes (cfr.
House, que seguramente ha sido su referencia), lo cierto es que la serie tiene vida propia, nos creemos a ese fisioterapeuta con un sentido del humor algo canalla y unos métodos asaz peculiares para tratar los males del cuerpo y del espíritu de sus pacientes. Los guiones no juegan con los tópicos habituales, sino que desarrollan historias novedosas, como la de la chica afectada por el síndrome de Asperger (ése que impide a los que lo padecen una comunicación emocional normal con el resto del género humano), personaje en el que la actriz Ruth Núñez hace toda una creación, o la del marido que, bajo los efectos del síndrome de Munchausen por poderes, impide la posible recuperación de su esposa paralítica, o la del exitoso ejecutivo al que el síndrome de Kleine-Levin aboca a una vida de veinte horas diarias de sueño y cuatro de vigilia, quizá devastado por su penosa vida conyugal.
Historias todas ellas que no suelen aparecer por nuestras conformistas series, más preocupadas por el susto tonto y vacío o por la risa vacía y tonta (creo que pillan la buscada redundancia…). Una serie, entonces, que respeta a sus personajes, a sus argumentos, a sus actores, pero sobre todo, se respeta a sí misma y, ¡oh, milagro!, respeta al espectador.
No sería justo terminar este (elogioso, por qué no) comentario sobre
Frágiles sin citar expresamente a Santi Millán, un actor que habitualmente se mueve más en los terrenos de lo cómico, pero que aquí demuestra, como el buen intérprete que es, que el drama se le da igual de bien.
Así que, como hay que creer siempre en la conversión de los pecadores, a lo mejor a partir de ahora Mediaset España, además de toda la telebasura a la que habitualmente nos tiene acostumbrados (a lo largo de su historia, desde las MamaChichos a
Aquí hay tomate, de
Sálvame a
La Noria), de vez en cuando nos obsequia con una buena serie como
Frágiles.
Ajolá, como dicen en algunos lugares de mi tierra, expresión que, como es bien sabido, es mucho más que ojalá…
Pie de foto: Ruth Núñez en su caracterización de Lola para
Frágiles