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Que la aristocracia, a lo largo de la Historia, ha cometido tropelías sin nombre (y, generalmente, también sin castigo) nos parece que entra en la categoría de axioma, una verdad irrefutable que no necesita demostración. No deja de ser chocante que esa clase social sea llamada “aristocracia” (en griego, “el gobierno de los mejores”), cuando es evidente que en absoluto lo han sido, más bien “los peores”, o también “nobleza”, cuando la generalidad (y que se salve quien pueda...) es que históricamente se han conducido de forma más bien innoble.
Pues sobre la lucha de un pobre pelanas, un capitán del ejército alemán, que pretende un título nobiliario que lo saque de la deshonra de ser bastardo, contra un noble menor (pero noble; perdón, innoble...) del páramo de Jutlandia, en Dinamarca, va este percutante thriller histórico, una peripecia basada en un hecho real, con un guion que adapta el libro de la escritora danesa Ida Jassen, en el que se narra uno de esos felones comportamientos en los que se han especializado los aristócratas a lo largo de los siglos. La trama se ambienta en 1755, en Dinamarca, donde el capitán Kahlen, tras 25 años de servicio, pide acogerse a la real oferta de su país por la que se conceden privilegios a aquellos granjeros que se asienten en el páramo de Jutlandia, con la intención por parte de la casa real danesa de habitar aquellas tierras inhóspitas y hacerlas rentables para la corona. Aunque en principio los nobles que hablan en nombre del rey (que, por supuesto, ni se entera de tales manejos, entretenido entre concubinas y borracheras) están reacios a acceder, ante el hecho de que, tras varias décadas, nadie lo había conseguido hasta entonces, finalmente acceden, en la seguridad de que no lo conseguirá. Kahlen, ya en el páramo, tendrá que enfrentarse con un noble menor, De Schinkel, un cabrón con peluca que sojuzga a todos los que tiene bajo su férula, copulando a la fuerza con cuanta mujer quiere y torturando a los que muestran alguna resistencia a sus caprichos...
La tierra prometida (la verdad, nos gusta más el original danés Bastarden, “bastardo”) resulta ser un duro drama histórico sobre la tenacidad, también sobre la tozudez, cuando al objetivo inicial (aquí ingresar en la nobleza y, de esta forma, dignificar su condición de hijo natural fuera del matrimonio) se le añade la promesa de casar con la mujer a la que ama contra toda esperanza. Esa resiliencia se mostrará finalmente también como una cualidad no precisamente positiva, cuando por el camino, en pos de esa meta casi inalcanzable, pero a la que tiende indesmayable el capitán, tenga que dejarse jirones de su propia esencia, tenga que desprenderse de lo más parecido a los afectos, a la familia, a los amigos, que ha tenido nunca en su vida.
Será, entonces el film, además de la crónica de la durísima y desigual pugna entre el felón empelucado y el humilde pero bravo capitán, la historia de cómo en el camino hacia el objetivo marcado el militar aprenderá a priorizar a los seres inesperadamente amados, a la pequeña gitanilla abyectamente rechazada por todos, lo más parecido a una hija que tendrá nunca, y a la viuda de su fiel empleado torturado hasta la muerte por el innoble noble, una viuda consciente de que ambos, ella y el capitán, han entregado sus corazones a otras personas, a pesar de lo cual será la mujer de su vida.
Ese arco dramático, esa evolución callada, silente, por la que el terco militar irá encontrándose a sí mismo en el amor de las personas que, contra todo pronóstico, le quieren, es quizá lo más interesante, desde un punto de vista cinematográfico, de este por lo demás potente y desigual enfrentamiento de quien tiene todo el poder y lo ejerce arbitrariamente, como le permitían sus execrables privilegios por su cuna, y quien solo tiene sus manos y una voluntad de hierro.
Buena, dura película esta La tierra prometida, que nos confirma, por si no nos habíamos enterado, de qué gran prócer de la Humanidad fue el doctor Guillotin, cuyo afilado invento fue crucial para que el régimen de terror y atroz injusticia propiciado por las monarquías absolutistas (y toda su corte de marqueses, duqueses, condeses y baroneses...) pasara a mejor (peor, quizá...) vida.
Buen trabajo del director Nikolaj Arcel, del que vimos hace unos años la estupenda Un asunto real, también de ambientación histórica, y cuya aventura americana, sin embargo, se saldó con el fiasco de La torre oscura, mediocre adaptación de la famosa saga de fanta-terror místico de Stephen King, que consiguió una extraña unanimidad (no le gustó a nadie...). Ahora vuelve a su Dinamarca natal en buena forma, como demuestra este vibrante film histórico.
Mads Mikkelsen, como siempre, excelso, un actor que, como los grandes intérpretes, actúa siempre hacia adentro; el resto del reparto también muy entonado, con especial mención para Simon Bennebjerg, que compone un villano crudelísimo y arbitrario, uno de esos tipos de los que solemos decir que, si sus madres hubieran abortado, el mundo sería algo mejor...
(06-02-2024)
127'