Enrique Colmena
En CRITICALIA creemos que nada audiovisual nos es ajeno (de hecho, tampoco nada humano nos es ajeno, como decía Terencio), así que hoy, aunque de forma excepcional, vamos a hablar de un anuncio. De un anuncio que, digámoslo pronto, se puede ver en los cines; y es que está costeado y tiene medios como sólo El Corte Inglés, o Coca Cola (es el caso…) se pueden permitir. El último anuncio de Aquarius (un producto de The Coca Cola Company, como es sabido) se ambienta en Ghana, y nos cuenta la historia de lo que parece una pequeña industria familiar dedicada a construir féretros personalizados (con forma de avión, de descapotable, de pez, de gallo…), en el país de Ghana; los creativos de Coca Cola no debían tener muy claro si el ciudadano medio yanqui (o el de cualquier otra nación occidental) tenía idea de por dónde caía esa pequeña nación, porque la primera imagen es precisamente la del protagonista, un chico negro de eterna sonrisa, situándose sobre un mapa de África, justamente donde está situada su patria.
Ubicados que estamos, se entra en cuestión: nos cuenta el joven constructor de ataúdes la historia de su abuelo, el inventor de féretros a cual más chocante; entre ellos, por supuesto, una gigantesca lata de Aquarius, que es lo que se trata de vender (no tengo muy claro, de todas formas, que contemplar una caja de muertos con la forma de una lata de la bebida isotónica estimule su consumo…). Pero lo llamativo no es eso: no sé si existe realmente ese buen hombre dedicado a encapsular a sus paisanos fiambres en extravagantes pijamas de madera con formas a cual más caprichosas; lo realmente curioso es la permanente sonrisa llena de dientes de los cientos de figurantes que aparecen en el anuncio, el perfecto estado de sus ropas, como recién salidas de unos grandes almacenes, el aspecto repulido de todos ellos, como si fuera un opulento pueblo donde corriera la leche y la miel… Nada más lejos de la realidad: Ghana, independiente de su potencia colonial, Reino Unido, desde hace poco más de medio siglo, ocupa el puesto 151 en PIB “per capita”, y es una de las naciones más pobres de África, lo que equivale a decir de las más pobres del mundo. Aunque posee importantes recursos naturales (cacao, oro, diamantes, madera…), los corruptos gobiernos que ha padecido, militares o civiles, han esquilmado sus riquezas, y tiene que contentarse con subsistir a duras penas de la agricultura y, en los últimos tiempos, de un incipiente turismo.
Así que, ¿a qué vienen esas sonrisas de oreja a oreja? ¿Por qué escogéis, creativos y directivos de Coca Cola, a un país paupérrimo para publicitar vuestras muy elitistas bebidas isotónicas? ¿Por qué se da esa visión idílica de los habitantes de un país cuya mayor preocupación no parece ser, precisamente, tener un ataúd estrafalariamente personalizado para cuando les llame la Parca?
Otrosí digo, retomando el título de este artículo: Ghana, ¿gana o pierde con este anuncio? Si realmente está rodado en el país africano, ganará a corto plazo por las divisas que la multinacional haya regado durante el rodaje; a largo plazo, sin embargo, nada aportará a su mejoría económica, y tampoco parece que la visión del país para los forasteros gane especialmente: el mensaje del anuncio (aparte de, supuestamente, incitar a consumir Aquarius) viene a decir, mira si están locos estos negros y sus chirriantes sarcófagos de estrambóticos colorines…
Así las cosas, Coca Cola, ¿por qué no dejas de cachondearte de estos pobres de solemnidad, o mejor todavía, por qué no intentas, vía ONGs para el desarrollo, aportar medios para que Ghana gane, de verdad? Me temo que no caerá esa breva….