Enrique Colmena
Lo siento: no he podido resistirme al ciertamente grosero juego de palabras del titulo de este artículo. Por supuesto, lo de "jodida" va en el sentido admirativo que admite el idioma español, en esa acepción de uso coloquial, familiar e incluso vulgar que expresa un elogio apenas camuflado bajo un "ex abrupto". Por tanto, no hay insulto sino, en todo caso, loor, por decirlo con un término castellano tan arcaico como hermoso.
Porque Jodie Foster (que es, claro, la Jodie del título, la única e indiscutible Jodie del mundo del cine) tiene, hoy por hoy, no sólo el estatus de estrella de Hollywood, sino, sobre todo y más importante, el trato de actriz de primera línea, mujer que rige su carrera con mano firme y que se permite hacer el cine que quiere y a las órdenes de quien quiere. Foster es actualmente una de las mujeres más influyentes del mundo del cine, propietaria y presidenta de una productora, Egg Pictures, que no sólo ha financiado sus películas como directora, sino también las de otros nuevos valores.
Pero evidentemente lo fundamental en Jodie, al menos por ahora, es su carrera como actriz. Por cierto que hoy precisamente, 19 de noviembre de 2005, cumple 43 años. Comenzó jovencísima, con sólo dos años, como modelo infantil en anuncios de televisión; a los ocho ya empezó a interpretar en sentido estricto: fue en una serie televisiva. Pero su primer papel importante en cine llegaría de la mano de Martin Scorsese en "Alicia ya no vive aquí"; aunque entonces todavía nadie se fijara en aquella pequeña de apenas 11 años, ya estaba fichada por Alan Parker para su debú como director en "Bugsy Malone, nieto de Al Capone", parodia en clave infantil del cine de gánsteres, un cine amable que no presagiaba en absoluto que ese mismo año interpretaría la prostituta infantil de "Taxi driver", también con Scorsese, que le proporcionó su primera nominación al Oscar y su primer lanzamiento mundial. A partir de ahí la adolescente, aunque no abandona su carrera cinematográfica, se dedica principalmente a sus estudios, graduándose en Literatura Inglesa en la universidad de Yale. Eso hace que el interés de las películas en las que interviene durante un decenio sea escaso, hasta que en 1988, ya convertida en una joven adulta, realiza una matizada composición de la chica múltiplemente violada de "Acusados", que le valió su primer Oscar. A partir de ahí se suceden los éxitos: el primero de ellos, en 1991, es uno de sus mejores personajes, el de la agente Clarisse del FBI en "El silencio de los corderos", donde habrá de enfrentarse, bajo la batura de Johathan Demme, a la inteligencia privilegiada pero perversa de Hannibal Lecter, del que haría toda una creación Anthony Hopkins. Merecidamente, Jodie conseguiría su segundo Oscar por esta película.
Después vendrían su única colaboración con Woody Allen en "Sombras y niebla"; "Sommersby", versión americana del éxito francés "El retorno de Martin Guerre", en la que lo mejor era la excelente química entre Jodie y Richard Gere; "Maverick", en clave mucho más relajada, un paródico western con Mel Gibson, a las órdenes de Richard Donner; en "Nell" se atrevió con el difícil papel de una chica semisalvaje, que se comunicaba con gruñidos; en "Contact", ya convertida en estrella absoluta, hace una incursión en el cine de ciencia ficción, bajo la dirección de Robert Zemeckis; se atreve también con una nueva versión de "El rey y yo", ahora bajo el título "Ana y el rey"; el siglo XXI lo inicia con la nueva película de David Fincher, tras el éxito de éste con "Seven": es "La habitación del pánico", y su trabajo es lo mejor de la cinta; lo último como actriz es "Plan de vuelo: Desaparecida", donde toda la trama se sustenta sobre ella, y donde de nuevo vuelve a ser el mayor activo de una producción cinematográfica.
Además, Jodie ha dirigido hasta ahora dos películas, y anuncia dos más para los próximos años. Debutó en la realización con "El pequeño Tate", un filme en clave menor que descubrió el talento de una cineasta sutil y perfeccionista, que busca hacer un cine de sentimientos; su segundo filme como directora, "A casa por vacaciones", cambió algo el registro, afrontando la comedia dramática, en su variante de "reunión-familiar-que-termina-como-el-rosario-de-la-aurora", y, si bien no fue una maravilla, no se puede decir que careciera de interés.
En resumen, Foster es hoy día uno de los pesos pesados de Hollywood, pero sin estar mediatizada por la comercialidad a ultranza que en los últimos años (estaba tentado de escribir las últimas décadas...) hace que La Meca del Cine sea más bien La Chabola del Cine...