Pelicula:

El segundo film de la serie 007 con protagonismo de Timothy Dalton fue también el último con este actor. Tras su fin, se produjo una importante demora de seis años por el control de los derechos de la serie, lo que derivaría a la postre en el abandono de Dalton del personaje. Se suele argumentar para ello el hecho de que la película funcionara mal en taquilla, pero no fue así: con un presupuesto de 35 millones de dólares, recaudó en todo el mundo 156 millones (fuente: IMDB). De todas formas, pareció evidente que el toque dramático que le daba Dalton, y también el tono oscuro y vengativo de esta película se alejaba del canon que había establecido el anterior protagonista, Roger Moore, y en general el tono eminentemente lúdico de la saga, por lo que los dueños de la franquicia, la familia Broccoli (ya con Michael G. Wilson y Barbara Broccoli a los mandos) decidieron apostar, cuando se reanudó la serie, por un actor (Pierce Brosnan) que se ajustaba más al estereotipo del personaje; aún debía pasar un decenio para que 007, con Daniel Craig, volviera al arquetipo más dramático y más macho.

La historia es además la primera en la que no se partía de una novela de Ian Fleming, aunque sí tomaba la idea de un cuento flemingiano contenido en Solo para sus ojos. El film comienza en Florida con los preparativos de la boda del íntimo amigo de Bond, Felix Leiter, agente de la CIA. Pero cuando se aprestan a ello, los de la Compañía (ya saben que “la Compañía”, por excelencia, es la Agencia Central de Inteligencia, la CIA...) avisan a Felix de que tienen una oportunidad única de atrapar a un narcotraficante hispanoamericano, Franz Sánchez, así que el agente (con chaqué y todo...) se apresta a tomar el mando de la operación para apresar al criminal, acompañado por su amigo Bond, solo como observador (ya que este es, como sabemos, miembro de otra agencia de espionaje, el MI6 británico). En la operación Sánchez está a punto de irse de rositas, pero gracias a la providencial intervención de (claro está...) 007, se consigue atraparlo. El novio y Bond regresan a tiempo para empezar la boda (aquí la costumbre de que sea la novia la que llegue tarde a la ceremonia se invirtió, claro...), y parece que todos van a ser felices y a comer perdices... Pero en la noche de bodas, en vez del meneo correspondiente, Sánchez, que ha sobornado a un agente de la DEA, y se ha escapado, envía a un sicario que mata a la novia y lanza al novio a un estanque donde un tiburón le amputa una pierna y un brazo. Bond, furioso, en contra de las órdenes de su mandos, le pone la proa a Sánchez, buscando vengarse a toda costa...

Los preciosos créditos de Maurice Binder, al comienzo de la película, tienen algo también de fin de etapa: Binder murió dos años después de este film, con lo que se cerraría el período en el que ilustró con sus bellísimos títulos de créditos el inicio de cada nueva cinta de la franquicia. No sería el único que no estará más en la serie: tampoco el habitual guionista, Richard Maibaum (por igual motivo, fallecimiento), el actor que interpretaba a M, Robert Brown, la actriz Caroline Bliss, que efímeramente encarnó a Moneypenny (solo en esta y la anterior 007: Alta tensión), y el propio director, John Glen, que estuvo a los mandos en un total de cinco títulos de la saga.

El film tiene como novedad el efervescente sentimiento de venganza que embarga a Bond, al que hasta ahora habíamos conocido como un personaje duro pero flemático, profesional a carta cabal, patriota siempre seguidor (bueno, con sus más y sus menos, sobre todo en su relación con las féminas) de las órdenes superiores. Pero aquí la furia vengadora le hará enfrentarse a esas órdenes, liarse la manta a la cabeza y hacer de su capa un sayo para conseguir saciar ese deseo vindicativo. Ese impulso digamos ajeno a la ley (de hecho, Bond se convierte en un proscrito) confiere al film ese tono más oscuro, más adulto, que curiosamente la franquicia adoptará ya en el siglo XXI en la etapa Daniel Craig; pero entonces era demasiado pronto para ese Bond más adulto, también más humano, más de verdad.

Aparecerán en la película, por supuesto, las características habituales de la serie, como el seductor Bond, que se lleva al catre a varias de los personajes femeninos; ya sabemos que el arquetipo Bond confiere a este una cualidad como de imán para las chicas... También estarán las persecuciones digamos peculiares, como la que el protagonista lleva a cabo haciendo esquí acuático... pero sin esquíes, que tiene mucho más mérito, y además remolcado por un hidroavión... Aunque la persecución que se lleva la palma en cuanto a insólita es la que tiene lugar a lomos (por así decirlo...) de camiones cisterna cargados de droga, una persecución en la que Bond llega a poner su camión sobre las ruedas de un lado, enteramente como si estuviéramos en un circo, y hasta hace el “caballito”  con una cabeza tractora (lo dicho, de circo...).

Otra de las características de la serie, lo exótico y variado de los escenarios naturales, aquí resulta más restringido, limitándose a Florida y México, lugar donde, por cierto (en sus estudios Churubusco) se rodaron todos los interiores, abandonando el Reino Unido, como hasta entonces había sido tradición. En cuanto al humor, una de las señas de identidad de la etapa Roger Moore, lo cierto es que en la de Dalton apenas si aparece, y así sucede aquí también, aunque hay alguna escena en la que se pueden detectar algunas gotas de comicidad, como en la pelea en el bar que remeda las famosas que tenían lugar en el “saloon” de las pelis del Oeste.

Formalmente la película está bien rodada, en especial las escenas de acción, que son uno de los grandes atractivos de la serie. No deja de ser paradójico que John Glen, el director, que hasta aquí se había comportado como un artesano oscuro y sin demasiadas ideas, aquí estuviera más brillante en el ejercicio del oficio, en el que ya se había fogueado, y sin embargo no volviera a dirigir ningún episodio más de la franquicia.

Como curiosidad, a uno de los personajes femeninos, llamado Pam Bouvier, la llaman en el hotel “señorita Kennedy”, en lo que parece un extraño guiño al personaje de Jackie Kennedy (nacida Bouvier, como es sabido...); por cierto que la actriz, Carey Lowell, aquí chica Bond, tiene un notable parecido con la presentadora española María Casado. Entre los secundarios aparece un actor, Benicio del Toro, que entonces era un desconocido, pero que con el tiempo se ha convertido en una muy interesante presencia cinematográfica. También está el actor mexicano Pedro Armendáriz Jr., en el personaje de un venal presidente de país hispanoamericano.

(20-01-2025)


007: Licencia para matar - by , Jan 20, 2025
2 / 5 stars
Fin de etapa