18 comidas

No siempre los conocimientos adquiridos en la televisión sirven para pasar con éxito al largometraje cinematográfico ya que, aunque parezca lo mismo, tienen lenguajes diferentes.

El gallego Jorge Coira, tras realizar diversas series televisivas, como El comisario, por citar un título, debutó con El año de la garrapata (2004) y ahora hace su segunda película con la que realiza un experimento y ya se sabe que éstos se aconseja se hagan con gaseosa y no con una producción cinematográfica que cuesta mucho dinero.

18 comidas es el resultado de multiplicar las tres comidas del día, desayuno, almuerzo y cena, por seis parejas o personajes, en los que se dan distintas circunstancias.
En la ciudad gallega de Santiago de Compostela se desarrollan todas estas historias que fueron rodadas en tan solo nueves días. Un hombre que no admite la homosexualidad de su hermano, una mujer que no se atreve a decirle a su marido que no es feliz, que se quiere marchar y que invita a comer a un antiguo amor, una pareja de ancianos que comen sin hablar porque ya se lo han dicho todo en la vida, una chica que quiere ser cantante... así podríamos seguir citando todos los casos, pero con esos basta, ya que los más interesantes son los dos citados en primer lugar.

El experimento al que hacíamos alusión es que ha cogido a los actores de cada uno de los relatos, les ha contado de qué va su papel y la relación que guarda con los demás personajes, y ellos mismos se han inventado los diálogos y le han dado dramatismo a las situaciones que han de vivir.

El problema añadido es que no están contadas de manera lineal, sino que Coira se ha dedicado a darle un aire moderno mezclándolas a base de cortes breves en el montaje que interrumpen los momentos más interesante de cada situación metiendo por medio otra, por lo que nunca llega a emocionar y lo único que logra es enfadar al espectador y deslucir el trabajo de los actores que por mucho interés que pongan en hacerlo bien difícilmente pueden brillar en sus interpretaciones.

El film no aspira a tener grandes pretensiones, resultando que algunas de estas historias quedan reducidas a meras anécdotas, siendo así bastante irregular.
A través de ellos se tocan algunos problemas de la sociedad de hoy, como la incomprensión, la homosexualidad, la diferencia en las parejas lo que llega a producir a veces el divorcio, la falta de entendimiento entre los hermanos o la desorientación en ciertos sectores sociales. Otra vez será.