El año de la garrapata

El joven cine español sigue dando muestras "ejemplares": he aquí una comedia que está no sólo de acuerdo con el mezquino dicho de "vive de tus padres hasta que puedas vivir de tus hijos", sino que incluso propone formas de hacerlo. Ambientada en la Galicia urbana actual, aunque podría serlo en cualquier otro lugar de España, cuenta la historia de un chico recién licenciado en Veterinaria, tras nueve años de cursar la carrera (también se hernió el tío estudiando...), y cómo, siguiendo las divinas enseñanzas de su mejor amigo, un hijo de papá más vago que Bartolo, pretende no dar un golpe en una pelea en el futuro.

Para ello imagina varias formas: opositar pero sin intención alguna de aprobar, preñar a la novia y dedicarse al negocio hostelero del suegro y otras similares, mientras parasita en casa de sus padres, donde está más agarrado que la garrapata del título (por una vez, un título espantoso hace honor a su contenido).

Es cierto que la película está contada con soltura, con tablas, a pesar de que sea el primer largometraje de Jorge Coira, e incluso se permite detalles de frescura creativa como los actores dirigiéndose directamente al espectador, lo que hoy día no es frecuente. Pero el guión es marciano (no digo ya que esté trufado de tacos, al ritmo de un puto, joder, coño, maricón y cabrón cada tres palabras digamos "normales") y los personajes, afortunadamente, resultan más bien inverosímiles, aunque se juegue al colegueo cómplice con el público joven, que es al que diáfanamente va dirigida esta apología de la vagancia.

Claro que, pensándolo bien, aunque como película no valga gran cosa, y a lo que aspira es a propagar sus enseñanzas a los jóvenes sobre cómo no doblarla para los restos, a lo mejor sería bueno que fuese de visión obligada para padres en edad de merecer, para que sepan cómo se las juegan (o se las pretenden jugar) sus tiernos infantes, aunque ahora tengan ya pelos en las patas como escarpias...

(26-08-2004)