A los hermanos Coen lo que mejor se les da es el cine policiaco, género en el que han hecho estupendas películas, en cambio cuando se meten en temas dramáticos su altura no es la misma, tal vez porque les gusta ir a contracorriente. En esta ocasión se inspiran en la vida de Dave Van Ronk (1936-2002), un músico que era una institución en el barrio de Greenwich Village de Nueva York.
Sus memorias están recogidas en el libro The mayor of MacDougal Street (El alcalde de la calle McDougal), escritas por Elijah Wald, también cantautor como él, publicadas en 2005, tres años después de su muerte de cáncer de colon, llenas de nostalgia. Fue marino mercante y nunca llegó a ser una estrella del folk, no compuso sus canciones pero sí cantó las de otros.
Su historia, tratada con cierta ternura, es la de uno de los fracasados precursores del folk, que vivía al día, sin un dólar, de la generosidad de los demás, que tuvo mala suerte a la hora de hallar trabajo en los lugares donde se podía oír esa música, pagada a base de pasar la gorra al final de las actuaciones. La intención era recoger el momento musical a través de su figura del Village en los 60. Al final le espera el desengaño y la derrota.
Retrato intimista y desolador de un perdedor cuya manera de ser un tanto desfachada, siempre pidiendo dinero a los demás para comer, poder viajar o tener un sofá donde dormir, le perjudica, y sin un abrigo para refugiarse del frío invierno, viviendo situaciones ridículas en busca de trabajo, tratando de demostrar sus cualidades como cantante.
Los Coen, en su decimoctavo largometraje, hacen un homenaje a los artistas fracasados y un ensayo sobre la Norteamérica de 1961 vista a través de este personaje del Greenwich Village, que está distanciado de su padre, quien vive en una residencia, y de su hermana, a la que apenas ve y con la que no se lleva bien. Estos son aspectos que el guion toca muy de pasada, sin profundizar en ellos ni en la personalidad de ninguno, ni en la evolución de muchos de los personajes que aparecen ocasionalmente a lo largo de la trama.
Un film emotivo y cruel, que cuenta la historia de una semana en la que este hombre busca trabajo por los diversos garitos, yendo de un sofá a otro de las casas de los amigos, como los cantantes Jim y Jean, al no tener un domicilio propio, con una reconstrucción de ambientes interesante, con Oscar Isaac como Llewyn Davis, una enorme Carey Mulligan a pesar de su corto papel y John Goodman, que vuelve a brillar en su breve intervención.
Resulta una cinta redonda en sí misma que termina con la misma escena con la que empieza, con una perfecta fotografía que ayuda a crear el ambiente de los años 60, con momentos que son casi en blanco y negro en los humeantes garitos.
Los Coen hacen una estudiada planificación, no en vano han demostrado que saben hacer cine y contar historias con sabiduría a la hora de manejar los elementos cinematográficos, para una comedia amarga y depresiva.
El apego y desapego al triste personaje puede contagiarse a los espectadores que no sean amantes del folk, a los que esta historia les debe decir bastante poco, como decepciona al público en general en su deambular de un lado a otro sin que nada ocurra.
Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2013. Oscar Isaac estuvo nominado al Globo de Oro, también la película en el apartado musical y a la mejor canción por Please Mr. Kennedy. En el Festival de Toronto ganó el premio al mejor film y al actor Oscar Isaac.
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