Cabaret (1952)

No debe confundirse este Cabaret con el homónimo dirigido por Bob Fosse en 1972, que obtuvo varios Oscar y que tiene la bien ganada consideración de un clásico del cine musical, renovando las constantes del género en los años setenta, un film justamente mítico por contar con algunos de los mejores números musicales filmados antaño y hogaño. Pero esta Cabaret que comentamos es una película de nulo interés, que perpetró el guionista y productor Eduardo Manzanos, uno de los responsables de los cientos de “wésterns-chorizo” que se hicieron en tierras españolas durante la década de los sesenta y primeros setenta.

La endeble trama, urdida por el propio Manzanos, plantea un problema de celos. El ambiente es un cabaret, donde actúa una rutilante estrella del género. Allí, un antiguo y despechado novio de la bella planea acabar con el actual acompañante de la “vedette”, y para ello urde implicarle en un negocio sucio. Los medios presupuestarios son pobres, la realización mediocre e ineficaz, el argumento carece de interés, y, en general, estamos ante una película manifiestamente olvidable.

Tal vez el único interés de tan flojo producto radique en el aspecto interpretativo, con actores de la talla de un Fernando Rey, quien poco antes había obtenido un gran éxito comercial con Locura de amor, o José Bódalo, un eminente actor teatral y televisivo habitualmente desaprovechado por el cine. Además de la cantante Nati Mistral, aparece como secundario José Luis Ozores, uno de los mejores cómicos de la época, un intérprete precozmente malogrado.