Cantando bajo la lluvia

Una obra maestra absoluta de género musical, pero también del cine de todas las épocas y estilos, es lo que supone esta cinta mítica, considerada desde hace décadas como una de las diez mejores películas de la historia por votación de los críticos de todo el mundo.

Con independencia de lo que nos parezcan tales votaciones, el film es espléndido, y su popularidad no se detiene en el cinéfilo erudito, sino que discurre con fluidez entre el público medio. Gene Kelly, el coreógrafo que revolucionó la comedia musical americana, y Stanley Donen, autor de excepcionales muestras de talento como Un día en Nueva York (1949), Siete novias para siete hermanos (1954) y Dos en la carretera (1967), son los mentores de este prodigio.

La extraordinaria calidad de Cantando bajo la lluvia no radica exclusivamente en escenas como la archifamosa que da título al film, sino en toda la sucesión de números cantables y, sobre todo, bailables, pero también en la admirable cohesión del conjunto, y en la hábil forma en que Kelly y Donen incluyeron esos números, sin cortar la línea argumental, dando con ello un paso de gigante en la filosofía y el pulso narrativo del género.

(12-08-2004)