El tema de las consecuencias de la guerra al regresar al hogar tras haber intervenido en combate ya fue tratado por el cine americano en títulos emblemáticos como Sin novedad en el frente (1930), de Lewis Milestone, o Los mejores años de nuestra vida (1946), de William Wyler, entre otros, motivados por los conflictos bélicos de la Segunda Guerra Mundial, de Corea, de Vietnam, y ahora la de Irak, usando como protagonistas a tres hombres que vuelven de esta última contienda. Ellos tratan de integrarse de nuevo en la vida familiar y en la sociedad, pero entre tanto los recuerdos de las duras escenas de horror y muerte vividas les amenazan hasta mucho después de abandonar el infernal campo de batalla.
Esta es la historia real del sargento Adam Schumann, que vuelve a casa tras cumplir con su servicio militar en el ejército norteamericano en la guerra de Irak y debe enfrentarse al estrés postraumático y a los obstáculos que le plantea la sociedad para curarse de esa enfermedad y de poder encontrar un trabajo digno. Con su llegada las cosas no serán fáciles para él, ni para su familia, ya que no logra hallar la paz dado el estrés que sufre. Esto hará que su afán diario se convierta en un objetivo muy difícil de alcanzar y, al mismo tiempo, estará obligado a olvidar los terribles recuerdos que le dejó la guerra.
Adam tiene a su esposa, una hija pequeña, un bebé, y es el paradigma de la larga lucha y los desafíos que afrontan estas personas para curarse las heridas no visibles que le provocan los recuerdos que arrastran consigo, con la esperanza de superarlos. Junto a él regresan Billy Waller, al que su novia le ha abandonado y le espera un futuro trágico, y también Tausolo Aieti, que tiene pesadillas, falta de memoria, cuya esposa Valeria se queda embarazada y espera un hijo. Algo que no es fácil de explicar es cómo este último desea volver a aquel infierno. Todos necesitan tratamiento.
El film mezcla el tema de la guerra con el drama del regreso y la posterior aventura que les espera buscando trabajo o un remedio para curarse los males que le ha causado esa dura etapa de su vida.
El guion del propio Jason Hall se basa en la novela Gracias por sus servicios: El retorno de los soldados, escrita por el periodista, ganador del Premio Pulitzer, David Finkel, basada en hechos reales, en la que se critica el comportamiento del gobierno americano para con sus veteranos de guerra tras soportar los horrores en el frente.
Tiene un comienzo y un final bélico en el que se explica el drama que aqueja y atormenta a Adam, que tras rescatar a un compañero herido ambos caen por una escalera ocasionándole más lesiones, pero salvándole la vida. Hay momentos en el que están a punto de suicidarse, otros no lo superan y mueren, y así les ocurre a más de una veintena de veteranos a diario. Todos tienen sus recuerdos que se guardan para no inquietar más a la familia o que ocultan a los compañeros, pero que acaban contándolos finalmente como desahogo. Algunos en cambio buscan salida en la droga para olvidar y acaban metiéndose en problemas con los traficantes, al no hallar trabajo, ni la debida asistencia médica.
Nominado al Oscar por el guion de El francotirador (2014), Jason Hall debuta en la dirección de un largometraje con otra cinta bélica, aunque en este caso es más sobre sus consecuencias y el complicado proceso posterior de estos hombres.
Una ópera prima de la que sale airoso, que contiene un digno trabajo de Miles Teller y Beulah Koale, sobre los que descansa el protagonismo de esta historia.
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