Deseo

Frank Borzage es uno de los grandes del cine de los años veinte y treinta, aunque después cayera en un inexplicable (y aún inexplicado...) declive creativo. En su haber se encuentran varias obras maestras que hicieron avanzar el cine: El séptimo cielo (1927), espléndida evocación del Paris de la Gran Guerra; Adiós a las armas (1932), de lírica fuerza antibelicista; y Fueros humanos (1933), sobre la marginación de los años de la Depresión.

Deseo es una comedia, género que Borzage abrazaría en los años treinta y cuarenta, aunque no era en el que mejor se desenvolvía. Es brillante y caligráficamente preciosista, con algunas escenas deslumbrantes y esa ligereza tan característica de la alta comedia americana. No en balde el productor fue nada menos que Ernst Lubitsch, uno de los indiscutibles maestros del género.

Protagoniza una pareja ciertamente atípica, nada menos que la devora-hombres (a no confundir con el cuasi homónimo transexual de la noche madrileña...) Marlene Dietrich, en su feraz etapa americana, y el imprescindible Gary Cooper, un actor especialmente dotado para la comedia, pero que ciertamente no parecía ser el ideal para cuadrar con el mítico ángel azul, que siempre aparentaba haberse zampado dos machos para desayunar...