Donkey

Esta película se pudo ver en la Sección Oficial del Sevilla Festival de Cine Europeo 2010 (SEFF’10).

Ambientada en la llamada Operación Tormenta, en la que el ejército croata conquistó una parte del territorio que reclamaba, este Donkey en la realidad podría haberse ambientado en casi cualquier lugar y momento histórico, porque lo cierto es que los hechos que estaban sucediendo (con una importante escalada bélica entre Croacia y la llamada República Serbia de Krajina) apenas quedan como un paisaje en el que se sucede la historia, sin influir realmente en ella.

Así las cosas, estamos ante un conflicto familiar en lugar de ante una película en la que hechos históricos influyen en su devenir. Porque en el filme de Antonio Nuic, director, productor y guionista de la historia, los graves sucesos que en aquellos momentos vivía Croacia y, en general, toda la ex Yugoslavia (estamos en el verano de 1995, en plena escalada militar contra la Krajina), no tienen correlación con los conflictos particulares en esta pareja con niño que acude a visitar a unos familiares, con los que convivirán durante una semana, tiempo en el que revivirán viejas querellas, como la existente entre el protagonista y su progenitor, a cuenta del maltrato que éste ejerció ininterrumpidamente sobre su madre, y la forma en la que ello indujo al suicidio a ésta.

Historia de drama familiar, entonces, sin asidero con la realidad del país (lo más parecido es la paraplejia del hermano del protagonista, causada por una esquirla de una bomba durante una batalla, pero igualmente podría haber sido por un accidente de tráfico), Donkey tiene un valor relativo, poco más allá del intenso encontronazo emocional planteado entre padre e hijo, en una catarsis sentimental que, ciertamente, resulta insuficiente: el padre maltrató a su esposa durante toda su vida porque no la quería, porque la mujer a la que quería murió: magnífico, como no te quiero, me caso contigo y te hago la vida imposible hasta que no te queda más remedio que matarte. Y encima el hijo lo perdona…

Antonio Nuic no es precisamente un exquisito, y su película es formalmente bastante desaliñada. Los intérpretes están con frecuencia sobreactuados; el mejor quizá sea Nebojsa Glogovac, al que hemos visto en La mujer con la nariz rota, en un papel bastante diferente. Como curiosidad, Glogovac interpretaba en esa película a un bosnio (su nacionalidad real), pero aquí, en Donkey, hace de croata. También es curioso que la película esté producida entre otras, por Croacia, Serbia y Bosnia Herzegovina, feroces enemigos durante las guerras de los Balcanes que asolaron la entonces aún Yugoslavia durante la última década del siglo XX. Mejor así, mejor que sean capaces de entenderse, aunque sea para hacer filmes (política, histórica, socialmente) blancos como éste.