Billy Wilder cuenta en este filme la verídica aventura, casi una epopeya, de un hombre, Charles Lindberg, quien en 1927 logró volar sobre el Atlántico, de América a Europa, sin repostar combustible durante el trayecto. Esta portentosa hazaña la consiguió a bordo del avión llamado "Espíritu de San Luis”, de ahí el título original.
Es cierto que la biografía no era el género que mejor le cuadraba al talento polifacético de Wilder, pero el filme resultó ser una obra honrada, puesta al servicio de uno de los pocos héroes civiles de los que puede presumir los Estados Unidos, encarnado para la ocasión por un actor de la talla de James Stewart, un hombre que siempre interpretó papeles positivos.
Tras las peripecias del vuelo, Lindbergh conocería un altísimo grado de popularidad y fama, pero años más tarde conoció también la desdicha más absoluta, cuando su hijo fue secuestrado y asesinado por unos delincuentes, en un caso que convulsionó América. La película de Wilder es una obra que se deja ver con agrado, aunque no alcance la maestría del resto de la filmografía de su autor.
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