Pelicula:

El cine sobre el Holocausto tiene, ciertamente, muchas posibilidades, muchas perspectivas, no solo las estrictamente trágicas (obvias, teniendo en cuenta aquel pavoroso genocidio), sino incluso en clave de comedia, como hizo, por ejemplo, Roberto Benigni, con su La vida es bella.


El profesor de persa no se puede decir en sentido estricto que sea una comedia, al menos no una comedia al uso, pero sí podría catalogarse como una comedia en clave negra, incluso nigérrima. Su mayor baza es, sin duda, su premisa original, sobre la que, en cuestión, gira toda la historia. Sobre el cuento Erfindung einer Sprache, (“La invención de una lengua”), de Wolfgang Kohlhaase, se nos narra la historia de Gilles, un joven francés, de raza judía, durante la ocupación nazi de Francia, durante la Segunda Guerra Mundial, en concreto en 1942. El joven Gilles, a punto de ser asesinado por las SS junto a otros compañeros de etnia, alega no ser hebreo sino persa. El hecho de que un verdadero iraní le haya regalado un libro en farsi (la lengua de los iraníes o persas) parece avalar el hecho. Cuando el oficial de las SS Koch se entera de tal circunstancia, le hace un pequeño examen a Gilles, que este solventa con astucia y no poca suerte; Koch, restaurador antes de que comenzara el conflicto, sueña con, cuando este acabe, emigrar a Teherán y abrir allí su propio restaurante, para lo que induce a Gilles a que le enseñe, poco a poco, la lengua farsi. Gilles, que apenas tiene idea del idioma, da en inventárselo, pero para evitar errores, toma como modelo los nombres de los presos del campo de concentración, memorizándolos...


Vadim Perelman es un cineasta de origen ucraniano, nacido en el país de Zelenski en 1963, cuando aún formaba parte de la URSS; su madre y él, cuando era pequeño, emigraron a Occidente, asentándose en Canadá, donde estudió primero Ciencias Naturales y después Cine, que finalmente se convirtió en su profesión. Ganó fama como director publicitario, y a principios de siglo comenzó una espaciada carrera de director de cine, con algunos títulos conocidos como Casa de arena y niebla, con Ben Kingsley y Jennifer Connelly, o La vida ante sus ojos, con Uma Thurman. Con El profesor de persa quizá haya conseguido su película más interesante, especialmente porque se ha limitado a contar su historia con credibilidad (a pesar de lo difícil que es creer que alguien consiga engañar a otro durante tanto tiempo...) y, sobre todo, con sensibilidad. 


Porque la historia de este Gilles, ficticia pero no por ello menos real (no en cuanto a la engañifa sobre el farsi, sino sobre la realidad de la inicua matanza de judíos y otras etnias y grupos sociales), no es solo la historia particular de un embuste que le salvó la vida, sino sobre todo una nueva aportación a un tema sobre el que, por mucho cine que se haga, nunca será suficiente: nunca será suficiente recordar cómo el ser humano, en un país supuestamente civilizado, casi a la mitad de siglo XX, fue capaz de liquidar, sistemática, cobardemente, a seis millones de congéneres absolutamente inocentes y sin capacidad de defensa alguna, simplemente por su origen étnico.


Lo créditos iniciales aparecen sobre papeles que se van quemando, esos documentos que los nazis pretendieron destruir para que nunca se conociera su felonía, pero que afortunadamente, en muchos casos, se consiguieron salvar, para su vergüenza. 


La película se sustenta por tanto en la superchería inventada por el judío francés para sobrevivir, lo que nos permitirá asistir, de vez en cuando, a algunos de los horrores que sabemos ocurrieron en los campos de concentración, pero Perelman (por cierto, él mismo judío, como hemos comentado), en línea con las últimas tendencias en el cine sobre el Holocausto, prefiere dejar en un segundo plano esas atrocidades (como ya hemos visto, por ejemplo, en El hijo de Saul o La zona de interés), lo que potencia aún más la sensación de horror, sugiriendo las barbaridades antes que mostrándolas abiertamente.


Es interesante también el arco dramático del protagonista, que a lo largo del film se irá dando cuenta de cómo su embuste, que le salva la vida, sin embargo le hace (más o menos) invulnerable cuando sus congéneres de raza caen a miles cada día, en aquella locura colectiva del genocidio judío de la Segunda Guerra Mundial, un remordimiento propiciado por esa sensación de invulnerabilidad cuando otros, reos tan solo de pertenecer a la misma raza que él, son vilmente pasaportados al otro mundo.


La película, además de la línea principal, obviamente la gigantesca mentira concebida por el prota para proseguir con vida, enseñando una lengua inventada a su protector, contiene alguna secundaria, como algunas pinceladas sobre los devaneos de los soldados y oficiales nazis, chicos y chicas, quizá como otra formulación de la banalidad del mal que enunció Hannah Arendt.


Como decíamos, la puesta en escena es bastante estándar: Perelman no busca hacerse notar, sino contar su historia, con sentimiento y emoción, la historia de un hombre que sobrevivió gracias al valor de la palabra, en su caso de la palabra inventada, que le permitió crear un mundo sobre una lengua inexistente, que él se fabricó en su magín; el hecho de que las palabras creadas “ad hoc” nacieran de los propios nombres o apellidos de los canallescamente asesinados en los campos de concentración confiere una cierta justicia poética, sobre todo cuando, al final, el oficial que quería aprender farsi se encuentre con que la mentira en la que, quizá contra toda razón, quiso creer, se volverá en su contra, y de qué manera... 


Notable trabajo del argentino Nahuel Pérez Biscayart, afincado en el cine francés desde hace ya varios años, convirtiéndose en una prominente figura de la interpretación en el país vecino. A su lado, Lars Eidinger compone un interesante oficial de las SS, quizá un tanto distinto del habitual que describe (con toda razón) el cine: este no es demasiado sádico, o al menos no de forma gratuita... 


(30-04-2025)


 


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127'

Año de producción

El profesor de persa - by , May 26, 2025
3 / 5 stars
La farsa del farsi