Enrique V

En 1944 Laurence Olivier dirige e interpreta la primera versión cinematográfica del célebre drama histórico shakespeariano Enrique V. Cuarenta y cuatro años más tardes, el llamado sucesor de Orson Welles por su talento juvenil y desmesurado, Kenneth Branagh, concibe la idea de hacer su propia adaptación. Ambas son diferentes, y no hay por qué decantarse por una de ellas. Las dos son de mérito, y lo bueno es disfrutarlas indistintamente.

Inglaterra, en la Edad Media. El indolente príncipe de Gales, Enrique, es elevado al trono a la muerte de su padre. El que fuera un tarambana, amigo de juergas y francachelas, sienta la cabeza y dará muestras desde ese momento de su sensatez y de su audacia para regir los destinos de su país en tiempos especialmente tempestuosos.

En el reparto destaca Derek Jacobi, inolvidable en la serie televisiva de cabecera de finales de los años setenta, Yo, Claudio., además de una nutrida representación del arte escénico británico, desde la gran Judi Dench a Paul Scofield, pasando por Ian Holm, e incluso un jovencísimo Christian Bale, mucho antes de convertirse en una estrella de Hollywood.