Gerardo Herrero ya había demostrado con sus anteriores filmes como director (recuérdense Desvío al paraíso o Malena es un nombre de tango una cierta tendencia al acartonamiento cinematográfico, a la aplicada ilustración de guiones sin chispa de genio realizador. En Territorio comanche tenía algunos momentos estimables, pero con Frontera Sur hace su peor película, con diferencia, sobre el resto de títulos citados.
Y tiene delito Herrero: contaba con un material excelente, la novela de Horacio Vázquez Rial sobre un emigrante español a finales de siglo en la irredenta Argentina sureña, allá donde la vida vale lo que se tarda en sacar el facón y degollar al contrario antes de que te degüellen a ti. Se aprecia el buen material de partida, con esa ascensión del mísero emigrante a partir de la ayuda de un fantasma (entroncando con ello con el "realismo mágico"), con una madama de la que se enamora, con un alemán socialista y utópico como único amigo. Pero todo ese material se desinfla cuando Herrero lo pone en escena: donde tenía que haber emoción sólo da folletín, donde tenía que existir acción apenas ofrece coreografía artificial, donde debería haber amor sólo queda epidermis.
José Coronado confirma que es un actor voluntarioso pero escasamente dotado para el arte de Thalía. Maribel Verdú, que con un buen director puede estar excelsa, aquí sólo encuentra algunos momentos de auténtica altura. Federico Luppi está, como siempre, soberbio, pero eso no es, lamentablemente, mérito de Herrero: si Luppi hubiera nacido en Inglaterra se llamaría Laurence Olivier...
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.