Historias de San Valentín

No se han esforzado demasiado los creadores del argumento de estas historias amorosas, ya que se han dedicado a barajar las distintas posibilidades que se pueden dar en una pareja, las combinaciones de razas y hasta de las edades, que van desde un niño que está enamorado de alguien de su colegio, hasta el matrimonio otoñal de abuelos que se quedan precisamente a su cargo mientras vuelve su madre, pasando por la que comete adulterio, la que deja al novio tras declarársele esa mañana y aceptar el anillo de compromiso, la del deportista que sale del armario haciendo pública su homosexualidad durante una rueda de prensa en el día de los enamorados, etc.

Todo esto está coordinado por un reportero televisivo al que se le encarga una serie de entrevistas con motivo del día de San Valentín, partiendo las historias desde una floristería de donde salen los pedidos de ramos para regalar a las distintas parejas. El esquema no es nuevo, cruzándose algunos de estos personajes con los de otras historias, unas veces de relaciones imposibles donde el amor hace estragos o en otras ocasiones de parejas consolidadas. Todas ellas tienen lugar en la ciudad de Los Ángeles.

El guión es muy previsible y casi todas las relaciones intuimos que acabarán con final feliz, aunque sea cambiando las de una pareja con otra, con lo cual no hay muchas sorpresas. A lo largo del argumento se dan algunas típicas pinceladas sobre la fidelidad, la sinceridad o incluso en otros casos el miedo al compromiso que pueda llevar al fracaso.

Para hacer estas variadas relaciones, Garry Marshall, director de Pretty Woman, debió ver la película Love Actually, en la que, como aquella, posee un esquema parecido y tiene a su disposición un amplio reparto de estrellas, aquí americanas, pero ésta traslada la acción de las fiestas navideñas a la celebración del día de San Valentín y en lugar de Londres a Los Ángeles. Las pretensiones no han sido otras que las de divertir, con lo cual esta romántica comedia entretiene pero no apasiona, se ve con agrado sin más, disfrutándose de algunas conocidas canciones de fondo en su banda sonora y de los muchos rostros famosos que figuran en el cartel.