Elio Petri fue uno de los cineastas italianos más destacados del cine de compromiso político que hizo furor en el país de la bota durante los años sesenta y setenta. Militante del Partido Comunista Italiano durante su juventud, aunque lo abandonó pronto, su cine fue siempre militantemente político, buscando denunciar la represión del estado burgués. Desde el comienzo de su carrera sus películas fueron muy estimadas en círculos progresistas: fue el caso de Los días contados (1962), La víctima número 10 (1965) y A cada uno lo suyo (1967). Pero la década en la que su cine se hizo realmente famoso, al menos en los cenáculos izquierdistas y liberales, sería la de los setenta, en la que rodó la conocida como Trilogía del Poder, compuesta por esta Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha (1970), La clase obrera va al paraíso (1971), que conseguiría la Palma de Oro en Cannes (ex aequo con El caso Mattei, de Francesco Rosi), y El amargo deseo de la propiedad (1973).
En 1970 hacía poco que había terminado aquel sueño colectivo (para otros una pesadilla...) que fue el Mayo Francés, aún teníamos pelo y esperanzas de cambiar el mundo, y la palabra "corrupción" se asociaba solo al proceso posterior a la defunción... Ese es el paisaje en el que se desarrolla esta justamente mítica película de Petri, posiblemente la más famosa y contundente denuncia del cine italiano de los años setenta, en una época en la que el cine de fuerte compromiso político proliferó con arriesgadas películas y solventes directores.
Es una obra de envergadura, quizá lastrada por una puesta en escena con demasiados subrayados, pero que, vista con la perspectiva del tiempo, cobra un valor singularmente nuevo. Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha narra la historia de un policía asesino que se cree a salvo de cualquier contingencia. Es cierto que Petri no era un estilista, que su cine era con frecuencia demasiado evidente en sus planteamientos, pero también que en ese tipo de cine la exquisitez quizá fuera una rémora.
Al frente del reparto, como en buena parte de las películas de Petri, estaría Gian Maria Volontè, uno de sus actores fetiche, a su vez también uno de los rostros más característicos del cine político de izquierdas europeo de los años sesenta y setenta, habiendo trabajado para directores tan significados, además de Petri, como Francesco Rosi, los hermanos Taviani, Damiano Damiani, Giuliano Montaldo e Yves Boisset, entre otros. Le acompaña en el reparto Florinda Bolkan, una explosiva actriz brasileña que en los años sesenta y setenta gozó de fama y popularidad, sobre todo por su protagonismo en el film romántico Anónimo veneciano (1970), de Enrico Maria Salerno.
La película de Petri ganó el Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes y el Oscar a la Mejor Película en Habla No Inglesa, además de conseguir varios David de Donatello (los Oscar italianos, para entendernos).
(14-04-2020)
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