La guerra de los mundos, la historia imaginada por Herbert George Wells (en el siglo H.G. Wells), ha tenido varios momentos estelares desde su concepción. La primera, en 1898, cuando se publicó por primera vez como obra literaria. La segunda, en 1938, cuando Orson Welles realizó la famosa audición radiofónica de la misma, que produjo el pánico en buena parte de los Estados Unidos. La tercera, cuando Byron Haskin, un operador de fotografía metido a realizador cinematográfico, filmó su adaptación al cine, en 1953. Ha habido una cuarta, en 2005, con la aparatosa versión de Steven Spielberg, pero esa es menos recordable.
La versión de 1953 que comentamos causó un gran impacto en su momento, por la verosimilitud de sus efectos especiales, hasta el punto de que consiguió el Oscar en esa disciplina, por aquel entonces todavía en mantillas, si la comparamos con las maravillas que se pueden hacer hoy día. La trama es conocida: un meteorito cae cerca de una población rural de California. Cuando se acercan los curiosos, unas extrañas máquinas los fulminan. Así comienza una experiencia de pesadilla que pone en peligro la propia supervivencia del género humano.
El realizador, Byron Haskin, era un hombre curtido en historias de aventuras y acción, y consiguió con la adaptación de esta novela su mejor obra, una película que ha resistido bien el paso del tiempo, lo que habla de su ya indiscutible carácter de clásico de la ciencia-ficción.
Byron Haskin insistiría más tarde en el género, con películas como La conquista del espacio y De la Tierra a la Luna, pero no volvió a alcanzar la altura precedente. Los intérpretes resultan hoy manifiestamente olvidados, si bien hay que citar la excelente química de la pareja protagonista Gene Barry y Ann Robinson.
85'