La patrulla de los inmorales

Robert Aldrich se curtió en la realización cinematográfica como ayudante de dirección de algunos de los más grandes nombres del Hollywood clásico: Lewis Milestone, Robert Rossen, Max Ophüls, Joseph Losey, Charles Chaplin... Quizá Aldrich no goce del predicamento de los grandes directores de la época dorada del cine yanqui, pero ciertamente fue un cineasta con muchos y muy buenos títulos en su haber. Baste citar algunos: Apache (1954), Veracruz (1954), ¡Ataque! (1956), ¿Qué fue de Baby Jane? (1962), Doce del patíbulo (1967), El emperador del Norte (1973) y Alerta: Misiles (1977), entre otras.

En la prolífica filmografía como realizador de Aldrich menudearon, por tanto, las cintas interesantes, en las que solía combinar con habilidad violencia y crítica social. Aldrich era un auténtico maestro del ritmo narrativo, y un film como este La patrulla de los inmorales (por cierto, horrible título español para el original inglés, algo así como “los chicos del coro”) es palpable prueba de ello. El film cuenta algunos episodios sucedidos en cualquier ciudad americana (aunque concretamente está rodado en Los Ángeles) a una división de Policía, formada por individuos de diversas razas (hay blancos, que en aquella época era lo más normal, pero también afroamericanos y asiáticos, entonces poco frecuentes entre los “maderos” yanquis), y también muy diferentes caracteres, que el director define con solo unos pocos trazos al comienzo de la peli. A medida que va transcurriendo el metraje del film, el director nos irá dando precisas pinceladas de una acre crítica social. Estamos entonces ante una especie de radiografía de cierta parte inconfesable de la sociedad americana: y es que, tras el aparente esplendor de una nación que era en aquel momento el espejo del mundo, no era difícil encontrar corrupción y odio.

Aldrich evita caer en los tópicos del cine de la época, el del cliché del policía abnegado y entregado absolutamente a la causa de la ley y la justicia, para mostrarnos, por el contrario, la cara más personal, diferente y con frecuencia poco modélica de cada individuo que se esconde tras una placa. Con gran sentido cinematográfico, el director de Doce del patíbulo dota a la película de un ritmo constante, perfectamente equilibrado, apoyado en el buen guión de Christopher Knopf, que se basó en la novela The choirboys de Joseph Wambaugh, escritor especializado en libros sobre temáticas policiales.

Con una magnifica puesta en escena, buena fotografía del gran Joseph F. Biroc y percutante música de Frank DeVol, así como una interpretación muy ajustada del amplio reparto, compuesto por grandes profesionales como Charles Durning (uno de nuestros gordos preferidos), Perry King o James Woods, La patrulla de los inmorales es otra de las notables películas de Robert Aldrich, quizá no del altísimo nivel de sus obras mayores citadas, pero sin duda un film remarcable, dentro de la mejor tradición del cine social norteamericano.

(27-09-2021)