CINE EN SALAS
El cine del género de terror ha descendido bastante en cuanto a asistencia de espectadores a las salas con respecto a las cifras de años atrás.
Una familia se muda a una nueva casa sin sospechar que un oscuro secreto del pasado de esa vivienda desatará una fuerza maligna en la piscina que hay en el jardín, que lleva tiempo sin usarse.
Esta película no se basa en una novela, ni en una obra de teatro, sino en un corto que tuvo éxito en el año 2014. Ahora todo el protagonismo descansa en la piscina del título que guarda algunos secretos del pasado.
Esta es la historia de Ray Waller, un jugador de béisbol americano, que está retirado temporalmente a causa de una enfermedad degenerativa. Junto con Eve, su esposa, buscan una nueva casa y eligen una con piscina que le puede venir bien para su enfermedad. El matrimonio tiene dos hijos, la adolescente Izzy y su hermano menor Elliot. Ray tiene la esperanza de poder recuperarse y volver a jugar. La piscina la disfrutan los niños y a él le sirve de terapia para aliviar sus males.
La trama transcurre de manera tranquila sin apenas alteración, aunque tiene un prólogo en el que se apunta lo que pasó y nos anuncia los motivos de las escenas terroríficas. Tan sólo en el cuarto final se sucederán los momentos de terror sin ninguna explicación lógica, debidos a efectos paranormales. El resto del terror se suele producir a base de golpes y sobresaltos a lo largo de toda la narración, con la subida de repente de la música o del sonido, de lo que suele abusar.
Detrás de esta película está como coproductor con Blumhouse el cineasta James Wan, que ha dejado la dirección a cargo de Bryce McGuire, que prácticamente es un debutante ya que únicamente ha dirigido varios cortos, colaborado con un episodio en un film colectivo y un largometraje, Unfollowed (2018), aunque como guionista tiene más de dos docenas en su haber.
El protagonismo femenino corre a cargo de la veterana en esta lides, la irlandesa Kerry Condon, que debutó en el cine a los 15 años en Las cenizas de Angela (1999), y por la parte masculina es el fornido Wyatt Russell quien encarna al jugador de béisbol.
Este es el segundo título del guionista y director Bryce McGuire, que tiene un cierto desequilibrio en cuanto a acumular toda la parte más terrorífica en los metros finales de la historia, limitándose en el resto a simples sobresaltos, algo que es tan habitual en este género.
La corta historia hace que para que logre al menos el estándar de la hora y media de proyección se repitan algunas escenas y situaciones, y por otra parte no ofrece ninguna novedad en cuanto al género al que pertenece.
98'