La propuesta

John Hillcoat, australiano de origen pero canadiense de adopción, es lo que ahora se suele denominar, no sin cierta petulancia, un artista multidisciplinar: pintor en su juventud, habiendo incluso expuesto con éxito su obra en galerías de arte, ya de adulto se especializó inicialmente en la grabación de vídeos musicales para cantantes y grupos de primera línea, como Bob Dylan, Elvis Costello, Maroon 5 y Depeche Mode, entre otros muchos, para posteriormente compatibilizar esa carrera músico-audiovisual con la de director de cine, que ha desarrollado intermitentemente desde que hizo su debut en la realización de largometrajes con Ghosts... of the Civil Dead (1988), habiendo dirigido desde entonces solo seis films, aunque casi siempre con interés.

Su película más famosa es, sin duda, la fábula postapocalíptica The road (La carretera) (2009), sobre la novela de Cormac McCarthy. Esta La propuesta es anterior, siendo su cuarto largometraje; se trata de un estimulante y alucinado neowestern, una película del Oeste realizada varios decenios después de la que se considera como el canto del cisne del género, El último pistolero (1976), de Don Siegel, con John Wayne en su último papel antes de morir. Es La propuesta un neowestern, entonces, además con la particularidad de estar ambientado (y rodado) en Australia, en un paisaje que, por lo demás, cuadra perfectamente con el visto en tantos westerns clásicos. En este caso se puede decir que La propuesta bebe tanto del western clásico como de su evolución flamígera italo-española, el espagueti-western: temáticamente es más parecido a un western clásico, mientras que formalmente tiene muchos elementos del espagueti, pero más estilizados, con más clase.

Australia, 1880. La primera escena nos muestra tremenda balacera contra el lugar donde están guarecidos, entre otros, Charlie y Mikey Burns, dos componentes de la vesánica banda de Arthur Burns, del que son hermanos. Cuando el capitán Stanley y sus hombres consiguen acabar con todos menos con Charlie y Mikey, a los que captura vivos, propone al primero de ellos (que es el física y mentalmente más fuerte, siendo el otro un evidente débil mental) que, si quiere salvar a Mikey, habrá de matar, en el plazo de nueve días, a su hermano mayor, el sanguinario Arthur... Entonces Charlie tendrá un grave dilema: a cuál de sus hermanos salvar...

La propuesta es un film dotado de una atmósfera alucinada, hipnótica, jugando el director con la lujuriante fotografía de Benoît Delhomme, que aprovecha las sofocantes calores del verano australiano y la refulgente luz de las tierras áridas de aquel subcontinente para dotar al film de una textura casi telúrica, a lo que ayuda las leyendas de los nativos, que aureolan al felón Arthur Burns como un ser cuasi mítico en su ilimitado sadismo, pero a la vez juega con el concepto de la sangre, la hermandad, la familia, y de qué forma esos lazos inmanentes actuarán, causando estragos, en la mente de sus protagonistas.

Notable film, se trata de un neowestern que confirma que el género puede reinventarse proteicamente, de muy distintas formas y con muy diversos paisajes, ámbitos geográficos y sociales, incluso temporales, incluso entreverándose con otros géneros colindantes, como el terror.

Buen guion del músico Nick Cave, socio de Hillcoat, con el que ha colaborado en buena parte de sus películas. Cave es también autor de la mesmérica música, que tan bien cuadra al film, en el que brillan, con interpretaciones secas, austeras, un buen puñado de actores anglosajones, de muy diversa procedencia pero todos de primera línea: Guy Pearce, Ray Winstone, John Hurt, Danny Huston. Emily Watson quizá queda un tanto descolocada, en un personaje con difíciles asideros, dado el tono del film.