Las aventuras de Jeremiah Johnson

A principios de la década de los setenta Sydney Pollack era todavía un cineasta a tener en cuenta, plenamente imbuido del espíritu de la New Frontier, la Nueva Frontera kennedyana, un hombre que había hecho valiosas aproximaciones a la América profunda. Pero Pollack fue despojándose luego de su bagaje liberal en la década de los ochenta, con films interesantes (véase el caso de Tootsie) e incluso excelentes (citemos Memorias de África), pero arrinconado ya su mensaje anterior.

En Las aventuras de Jeremiah Johnson hay un mensaje que nos parece claramente paleoecologista. El Jeremías del título es un hombre hastiado de la vida cotidiana que se confina en plena naturaleza, esperando encontrar allí la dicha tan ansiada.

La película se beneficia del muy trabajado guión de John Milius, realizador de Conan, el bárbaro y El viento y el león, un hombre contradictorio pero sin duda talentoso. Protagoniza un Robert Redford que todavía no era la estrella inalcanzable en la que se convertiría poco después, haciendo de un apolíneo eremita, probablemente muy lejano, al menos físicamente, al personaje que representaba.

(30-08-2004)