El director vasco Imanol Uribe ya tocó el tema etarra en el documental El proceso de Burgos (1979) y en varias de sus películas como La fuga de Segovia (1981), La muerte de Mikel (1984), Días contados (1994), Plenilunio (1999), y al cabo de 16 años vuelve a hacerlo con Lejos del mar (2015) con esta historia de amor prohibido contra el sentido común, entre Santi, un antiguo etarra realmente arrepentido, que ha cumplido una pena de 22 años de cárcel en Soto del Real, y Marina, hija de una de sus víctimas, ya que él asesinó a su padre en su presencia cuando tan sólo tenía ocho años. Al salir de la prisión viaja al Sur, al Cabo de Gata, en Almería, para visitar a Emilio, un yonqui, antiguo compañero de celda, que está enfermo y se queda a trabajar allí con la familia de éste. La casualidad hace que tropiece con Marina, la doctora que atiende a su amigo, con quien Santi tuvo un encuentro terrible hace muchos años y que ha marcado desde entonces la vida de ambos. Este reencuentro le hará enfrentarse a su pasado.
Imanol Uribe en esta ocasión vuelve a retomar el tema etarra desde otra perspectiva con este viejo guion escrito hace veinte años que iba a desarrollarse en la Costa Brava y que finalmente lo hace en tierras almerienses, donde ya había filmado Bwana (1996), en el que intenta reflexionar sobre el odio, la venganza, el arrepentimiento y la locura que ocasionaron aquellos años de violencia y de crímenes a sangre fría y aún tendrá que pasar más tiempo para que se produzca el olvido y el perdón entre los asesinos y las víctimas para poder hablar de paz.
En ese paisaje tan hermoso, a la vez tan terrible y desolado en su aspereza, se desarrolla perfectamente ese cruce estéril y brutal entre Marina y Santi, en la que se produce una especie de Síndrome de Estocolmo.
Una película complicada, atrevida, que arriesga lo imprescindible para no equivocarse demasiado ya que resulta algo inverosímil, que se hace creíble a través de los matices que imprimen a sus respectivos trabajos una estupenda Elena Anaya, cada día más actriz, y no menos acertado y en esa misma dirección Eduard Fernández, que hace un papel digno de su personaje.
Pasó por la Sección Oficial, fuera de competición, del Festival de Cine de San Sebastián 2016.
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