Pelicula:

Esta película forma parte de la programación del 19 Festival de Cine Africano (FCAT). Disponible en Filmin por tiempo limitado.

Érika Étangsalé es una cineasta franco-reunionesa, hija de Jean-René Étangsalé, un emigrante de la isla Reunión (territorio galo de ultramar, situado en el océano Índico, al Este del continente africano) que viajó en su juventud a la metrópoli para, aunque no era esa su intención, quedarse allí ya el resto de su vida; casó, tuvo hijas, se empleó en la multinacional Alstom, y ahora, cuarenta años después, está jubilado. Sobre su vida, pero sobre todo sobre su nostalgia de lo que pudo haber sido su existencia en Reunión si no hubiera emigrado, trata este mediometraje que su hija ha realizado, se adivina que con amor a su padre, pero también preguntándose por cuestiones relativas a los procesos de colonización y al acto de desarraigo, de “despatriamiento”, que supuso que muchos de sus habitantes, espoleados por los cantos de sirena del territorio europeo, marcharan para ya no volver.

Rodada inicialmente en la ciudad de Mâcon, situada casi en el centro de Francia, a casi 400 kilómetros de la capital, la película termina en la isla de Reunión, a donde la directora acompaña a su padre para ese reencuentro tan ansiado.

El film se inicia con los bellísimos paisajes naturales de Reunión, filmados en blanco y negro, gigantescos macizos de vegetación enmarcados en grandes formaciones montañosas. Un subtítulo informa que el título original en criollo de la película, Lèv La Tèt Dann Fénwar, se puede traducir como “En las brumas de la noche”.

A partir de ahí conoceremos a Jean-René, del que la hija, cineasta y a la vez narradora en off del film, recuerda que en su propia infancia siempre vio como un hombre taciturno, un hombre de pocas palabras, y que nunca le habló de su primera juventud en Reunión, circunstancia que ella intenta explicar(se) a través de esta cinta, saber las razones de esa especie de tristeza endémica, de nostalgia innominada.

Relata la directora que muchas veces se despierta por la noche sintiendo como si su cuerpo estuviera paralizado, sintiendo como si algo la aspirara, una pesadilla en la que finalmente echa a volar, para verse después a sí misma como una niña pequeña, en el fondo del cono de un volcán; ese sueño recurrente resulta que también lo sufrió frecuentemente su padre. Habla también Érika, la cineasta, de su madre, una mujer blanca, rubia, de ojos verdes, que nadie creía que fuera realmente su madre; vemos también, quizá en un rito que el progenitor le transmitió de su tierra de origen, cómo padre e hija, cada uno por su lado, en momentos distintos, entierran amorosamente a pajaritos muertos, devolviendo a la tierra lo que surgió de la tierra, de la Natura.

Estamos, es cierto, ante una película un tanto contemplativa, que parece jugar, y no lo hace mal, con un cierto telurismo que es una de las señas de identidad del cine africano. Su tema central y casi único nos parece ser la desubicación, el desarraigo de la tierra que vio nacer al padre de la cineasta, pero también a todos los que, voluntarios o forzosos, emigraron a Francia, de costumbres tan distintas a las de su patria chica. Allí, nos cuenta Jean-René, se sentía aislado, al margen, nunca se sintió en casa. Los franceses los consideraban, a él y a su paisanos reunioneses, como extranjeros, con lo que la sensación de esa comunidad era la de no pertenecer a ninguna parte, una suerte de expatriación “de facto” que influyó en el carácter introvertido, cerrado, de quienes no se sentían concernidos por el nuevo país de acogida. El idioma propio, el criollo, también irá diluyéndose con el tiempo, agrandando el proceso de alienación, de separación de los orígenes.

Es cierto que la película nos parece un tanto discursiva, con poco tema para los 51 minutos que dura, pero en general la impresión es positiva, un documental que juega también la baza de la información histórica, a través de archivos de vídeo de los años setenta, cuando se produjeron revueltas en Reunión, aunque está claro que lo que interesa a Étangsalé es, fundamentalmente, la visión de su padre como símbolo de tantos otros que, al emigrar, de alguna forma perdieron su alma, dejaron su espíritu en la tierra amada de sus antepasados.

Con curiosas informaciones, como la de que las montañas en Reunión llevan nombres de esclavos que huyeron, emana de esta película de peculiar título una extraña hermosura, a caballo entre la reivindicación y la saudade, quizá una nostalgia de lo que pudo ser, aunque, claro está, una nostalgia embellecida, como todas las nostalgias...

(03-06-2022)


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51'

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Lèv La Tèt Dann Fénwar - by , Jun 03, 2022
2 / 5 stars
Hombre taciturno