¿Qué impulsará a tantos cineastas a seguir las huellas del maestro Hitchcock? Y una pregunta aún mejor: ¿por qué a todos les sale definitivamente peor que al llamado Mago del Suspense? Robert Zemeckis era, hasta ahora, un reputado director industrial que conseguía, generalmente, productos bien facturados y con cierta originalidad, desde el viaje en el tiempo de Regreso al futuro (primera parte, please, el resto es muy inferior) a la crónica social con fondo político de Forrest Gump, pasando por comedias negrísimas como La muerte os sienta tan bien o curiosos experimentos (con gaseosa...) como ¿Quién engañó a Roger Rabbit?.
Pero con este Lo que la verdad esconde parece que Zemeckis pretendiera malbaratar su prestigio como autor provisto de una cierta mirada propia, para enlodarse en una farragosa, mal contada y peor remendada historia hecha con retazos de filmes del gran Hitch, tan evidentes que se pueden ir apuntando conforme aparecen en pantalla: La ventana indiscreta, Psicosis, Crimen perfecto, entre otros, forman parte del espinazo de este desventurado producto, en el que da pena ver a intérpretes generalmente solventes (léase Pfeiffer; Harrison Ford ya se sabe que es más una presencia que un actor realmente relevante) intentando dar verosimilitud a esta narración cansina, que toma varios vericuetos para finalmente desembocar en el thriller sobrenatural, probablemente por contagio del reciente exitazo de El sexto sentido.
Buscando el factor sorpresa, cuando el espectador está cada día más de vuelta de todo, no llega a sorprender casi nunca, a pesar de los continuos intentos del director, incluso con sustos del peor estilo del terror italiano. Sólo una parte final algo más entonada (aunque la escena de la ducha se alarga hasta la extenuación: tenía que ser "más grande que la de Hitchcock", cuando ésta es tanto más magistral cuanto breve...) vivifica un filme que, sin embargo, ha conseguido una notable repercusión en taquilla en USA (y me temo que en España); y es que tener a dos estrellas al frente del menguado reparto está claro que da sus réditos, aunque sea en un camelo tramposo.
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