Se ha presentado esta nueva versión de la pieza de Shakespeare como la primera en la que un actor negro (dejemos ya la chorrada de "de color"...) interpretaba al moro de Venecia, pero eso no es exactamente así: Max H. Boulois, un negrazo francés grande como un armario empotrado, dirigió y protagonizó en 1982 Othello, el comando negro, versión libérrima (e impeorable) del clásico.
El primerizo Oliver Parker (y más probablemente Kenneth Branagh, cuya "mano" se presiente como la que ha dirigido en la sombra esta película) ha actualizado el tema, modernizando y aligerando textos, añadiendo escenas imaginadas por Otelo en las que su Desdémona retoza en la cama con Casio, e incluso haciendo que el moro ("de pata negra", si se me permite el chiste malo) tenga ataques epilépticos en tales momentos, lo que resulta quizá demasiado "aggionarmento".
Pero, a pesar de que Laurence Fishburne, en el papel de Otelo, tenga andares de rapero y parezca que de un momento a otro se va a poner a bailar "breakdance", el film consigue un estimable equilibrio entre novedad y tradición, una versión distinta pero al tiempo clásica de una historia inmortal, ese diablo de los ojos verdes que puede reconcomer al más sereno de los mortales.
(22-01-2002)
123'