Un Bruce Willis cada vez más embebido en películas de acción y violencia al estilo de la saga Jungla de cristal, es el protagonista de esta Persecución mortal, producto malo tirando a peor, la enésima aventura policial con larguísimas persecuciones, razonablemente bien realizadas, pero escasa materia argumental en los personajes, meros estereotipos de lo que el cine y la televisión nos han dado ya hasta la saciedad.
La historia de este policía "bueno" que denuncia los malos tratos a un detenido de su compañero de patrulla, además primo carnal y compañero de juegos infantiles, resulta incongruente, deslavazada y con múltiples cabos sueltos, en un guión cuajado de despropósitos, donde la vida y milagros del protagonista se nos va dando a salto de mata; por ejemplo, el importante hecho de que todas las mujeres que van siendo asesinadas tengan alguna relación sexual con el personaje central (que debe ser un campeón semental, a lo que se ve...) se nos escamotea y nos enteramos como por casualidad. Ésa es la tónica dominante de esta historia afortunadamente no demasiado larga.
Así las cosas, sólo cabe disfrutar de las escenas de acción, en la que tampoco es que el director Rowdy Herrington (autor de filmes como De profesión duro) sea un as, pero al menos tiene más experiencia y tablas que en las amorosas (que en vez de románticas parecen ridículas). Habrá que destacar, aunque sólo sea por ver algo positivo en la cinta, la persecución en coche del principio y la lucha a muerte entre el protagonista y su antagonista (por cierto, este último un involuntario sosias de Millán, el ex de Martes y Trece), ya casi al final del filme.
Willis habrá de escoger con mejor ojo sus futuros proyectos, si no quiere encasillarse no ya en productos que parecen encajar mejor en las musculaturas hipertrofiadas de Stallone, Schwarzenegger o Van Damme, sino siquiera tener un lugar al sol en el firmamento de actores que no renuncian a dar de sí algo más que mamporros.
Homenajeando al gran Alexander MacKendrick, en cuyo título de su última gran película se basa el eslogan publicitario de esta tontería, habrá que aconsejar a Willis y a sus mentores que no hagan olas, si no quieren ahogarse en su propia mediocridad.
102'