¿Qué fue de los Morgan?

Marc Lawrence, tras hacer dos comedias de poca altura como Amor con preaviso (2002) y Tú la letra, yo la música (2007), nos llega con su tercera película, ¿Qué fue de los Morgan?, más sosa y menos interesante que las dos anteriores.

Paul y Meryl componen una pareja matrimonial que está a punto de romperse. Él tratará de recuperarla tras haberle sido infiel, intentando convencerla de que aún la quiere y que ha sido una aventura pasajera de una sola noche. Entre tanto presencian involuntariamente un crimen y la policía decide acogerlos al régimen de testigos protegidos enviándolos a Ray, un pequeño pueblo de Wyoming, al cuidado del sheriff y su esposa, haciéndose pasar ella por prima del primero.

El inane guión gira en torno a las peripecias de este matrimonio en crisis mientras se aclimatan al pueblo, acostumbrados a las comodidades y diversiones de la gran ciudad de Nueva York. A manera de paréntesis se recurre al principio y al final al levísimo suspense de la persecución de que son objeto al ser descubiertos por el criminal, algo que resulta bastante poco creíble.

El argumento no está nada elaborado, con situaciones tontas que no tienen gracia, puestas por Marc Lawrence, como guionista y director, casi siempre al servicio de Hugh Grant, al que ha tenido como protagonista en sus dos títulos anteriores, que una vez más hace de sí mismo, con sus mohines habituales, seguido muy de cerca por Sarah Jessica Parker, formando una pareja con poca química en la que ella, al igual que él, sobreactúa en la mayoría de las ocasiones.

Lo mejor de la cinta es la pareja de los dos grandes veteranos secundarios compuesta por Sam Elliott y Mary Steenburgen, y el hecho de hacer una defensa del matrimonio. Lo demás poco o casi nada vale en esta romántica comedia sin atractivo y sin pretensiones, que resulta de lo más aburrida.