Saeta del ruiseñor

El fenómeno Joselito (nos referimos al niño canoro, no a los sucesivos toreros con este mismo apodo) supuso en su momento un extraordinario acontecimiento para el cine hispano. Acostumbrados como estábamos en los años cincuenta a que la cinematografía española no pasara de los Pirineos, el hecho de que El pequeño ruiseñor (1957) se estrenara con gran éxito en varios países europeos supo aquí a música celestial (nunca mejor dicho, dados los gorgoritos del crío).

Con tal éxito, el descubridor del niño prodigio, el guionista y director Antonio del Amo, se aplicó a hacer una serie de filmes cortados todos por la misma tijera: nene de garganta prodigiosa que encandila a sus mayores, ambiente melodramático, esa voz es una mina, etc. Y lo curioso es que Del Amo se inició en el cine republicano, con documentales militantes a favor de la Segunda República en plena Guerra Civil, cuyos títulos fueron, entre otros, Mando único (1937) o El paso del Ebro (1938). Tras pasar por la seguramente inevitable travesía del desierto por sus ideas políticas en la postguerra, finalmente, y gracias a sus evidentes virtudes como director, pudo retomar su carrera a partir de 1947, consiguiendo algún título relevante, como Sierra maldita (1954). Pero a raíz del éxito de El pequeño ruiseñor, Del Amo se centró en explotar aquel filón, sin volver a brillar nunca más.

El tercer título del serial del niño cantor fue esta Saeta del ruiseñor, en el que Joselito habrá de sanar a una niña cieguecita: kitsch hispano quintaesenciado en un producto que ciertamente tiene poco interés, debido a la desidia de un director evidentemente dotado para temas mucho más estimulantes, atrapado en esta franquicia que duraría hasta que a Joselito le cambió la voz y, con ello, perdió el ángel (nunca mejor dicho). En el reparto, aparte de algunos intérpretes exóticos, destaca Vicky Lagos, actriz fundamentalmente de teatro, pareja durante muchos años del también actor Ismael Merlo, y Manuel Zarzo, uno de los secundarios de más larga trayectoria del cine español, un intérprete todo terreno.