Pelicula:

CINE EN PLATAFORMAS
[Esta película forma parte de la Sección “Crimen y Castigo” del ATLÀNTIDA MALLORCA FILM FEST’2024. Disponible en Filmin por tiempo limitado]

El film se inicia con un rótulo que indica que la acción se desarrolla en las Indias Orientales Holandesas hacia 1900. Ese lugar del mundo se correspondería hoy en día, “grosso modo”, con el estado de Indonesia, quien durante varios siglos estuvo bajo el mandato colonial de los Países Bajos. En ese contexto conocemos a Jan, un anciano neerlandés que posee, junto a su mujer, Agathe, una gran extensión de terrenos plantados de caña de azúcar, con su correspondiente fábrica en la que se transforma esa planta gramínea en el dulce producto tan demandado. Tiene trabajadores indígenas (la esclavitud se había abolido unas décadas atrás, aunque la situación “de facto” era muy parecida a aquella), a los que maltrata y humilla; va siempre con un niño, Karel, al que le ha regalado un fusil. Karel es su hijo (más o menos) secreto, que ha tenido con su criada Siti, siguiendo la norma no escrita de que las sirvientas están a disposición sexual de sus amos… Jan se comporta también muy acremente con su mujer, hasta el punto de que, cuando le da un ataque al corazón, ésta le deniega el auxilio y lo deja morir. Agathe llama entonces a su hijo Cornelis, que viene desde Países Bajos con su mujer embarazada, Josefien. Ambos pretenden venderlo todo rápidamente y volver a la comodidad de su casa en Holanda, pero no será tan fácil, porque el viejo fiambre ha hecho cierto cambio en su testamento…

Esta película ha sido candidata por Países Bajos a los Oscars de Hollywood. Si les digo la verdad, no lo entiendo; debe ser que el resto de la producción del país de los tulipanes ha sido pésima, porque este drama colonial no es precisamente la octava maravilla, ni mucho menos. Es cierto que el cine holandés nunca ha sido de los mejores de Europa; de hecho, salvo Paul Verhoeven, es difícil encontrar un cineasta de fama internacional nacido en Países Bajos. Lo curioso es que la directora de este Sweet dreams (lógicamente, “dulces sueños”: tampoco se han partido la cabeza para el título…), Ena Sendijarevic, no es neerlandesa sino bosnia, nacida en Odzak en 1987, cuya familia emigró por la guerra en su país hasta radicarse a principios de siglo en Ámsterdam, formándose en cine en la universidad de esa ciudad y también en la Universidad Libre de Berlín. Está haciendo cine desde 2013, fundamentalmente cortos y una miniserie, hasta que debutó en el largometraje en 2019 con Take me somewhere nice (algo así como “llévame a un lugar bonito”), relacionado, muy apropiadamente, con el tema de la inmigración en Europa.

Pero lo cierto es que nos parece que este su segundo film, Sweet dreams, deja bastante que desear: porque la película, que en principio parece una denuncia del colonialismo neerlandés, lo cierto es que, si esa era su intención, queda bastante lejos de ser ni medianamente contundente, en una película que formalmente tiene una puesta en escena un tanto tosca, resultando ser cinematográficamente elemental, bastante básica, a ratos casi amateur. En la ambientación busca replicar el canon BBC, pero está a años luz de ello, con una iluminación muy plana, una música poco inspirada y una interpretación que en algunos casos (el matrimonio llegado de Holanda para hacerse cargo de la situación tras la muerte del padre de él) parece de función teatral de final de curso de instituto…

Está muy bien que se quiera denunciar la época colonial en la que los holandeses esquilmaron a la actual Indonesia, aquí ejemplificado tanto en el trato vejatorio o cuando menos desconsiderado que infligen los europeos a los aborígenes, como en el deseo del matrimonio joven de venderlo todo e irse a vivir la vida a su Holanda natal, pero, por favor, un poquito más de fuerza, un poquito también más de sutileza: el brochazo grueso y la elementalidad no casan con el buen cine, tampoco con la denuncia de situaciones que, ciertamente, son criticables per se.

Tampoco es que en la parte de los personajes indígenas mejore la cosa, especialmente en lo tocante a un tal Reza, enamorado de Siti, la criada de Jan y Agathe y madre de Karel (con el viejo felón Jan, como hemos comentado), que si le hubiera dado a su amada un euro cada vez que la requiere para que abandone a su amos y se vaya con él a vivir una nueva vida, sería millonaria: qué pesadez de tío, la de veces que va a darle la matraca. Un fallo de guion que ciertamente se podría haber ahorrado la directora y guionista: ¿no le enseñaron en los exquisitos centros formativos de Ámsterdam y Berlín en los que estudió que las redundancias en el guion se pagan con una moneda de dos caras, una que lleva escrito ”aburrimiento” y la otra “hastío”? Se ve que no…

Así las cosas, la historia que se nos cuenta resulta elemental y poco atractiva, sin recovecos, simple, brillando por su ausencia la sutileza, con una serie de personajes difuminados, apenas esbozados, carentes de profundidad, en una historia banalmente dividida en episodios o capítulos que anuncian en su título lo que va a suceder, y hasta con un vestuario de guardarropía demasiado relamido.

Por buscarle un punto de interés o curiosidad, citaremos la escena final que, sin entrar en detalle de lo que sucede para no “spoilear”, diremos que en ella Siti, la criada indonesia tantas veces tentada por el “plomo” de Reza para huir juntos, se encuentra con el cuerpo de éste, en medio de la selva indonesia, desnudo y a tamaño gigante, de tal manera que termina refugiándose dentro de su mano, que tiene el tamaño de una carroza (sí, como la de Cenicienta, aunque ésta no sea de cristal…). Habrá que reconocerle al menos ese desconcertante punto de fantasía, aunque no alcanzamos a saber qué diantres quiere decir con ello la directora…

(18-07-2024)


Dirigida por

Género

Duración

102'

Año de producción

Trailer

Sweet dreams - by , Jul 19, 2024
1 / 5 stars
Flácida y bostezante denuncia del colonialismo