Un amor en Escocia

Philippe es un hombre fuerte, de mediana edad, que se ha ido a vivir a la presbiteriana isla escocesa de Lewis, en el norte del país. Un día sufre un derrame cerebral que le deja amnésico. A la vuelta del hospital sólo le espera Millie, que trabaja en una inmobiliaria, que lo cuida y le hace creer que estaban enamorados y que eran amantes en secreto. Esto hace que se reanude un romance que nunca existió.

Él vive solo, tiene un hermano lejos, belga como él, trabaja en la granja que tiene la familia MacPherson, a la que también pertenece Millie, que tiene un hermano y un sobrino, que cuidan de las ovejas, poniendo cercas para que no se pierdan. Millie se encarga de recoger a Philippe y dejarlo en su casa porque no le permiten conducir con pérdida de memoria.

En eso transcurre esta extraña historia de amor, en la que suceden más cosas, y en la que vamos conociendo algo más acerca de los protagonistas. El escenario es la isla escocesa de Lewis, que presta sus bellos paisajes a este ambiguo romance tan particular.

Estamos ante el quinto largometraje que lleva a cabo el realizador belga Bouli Lanners, en este caso compartiendo la dirección con Michelle Fairley y Tim Mielants, mientras que Fairley y Lanners con Stéphane Malandrin se encargan del bien conjuntado guion. No sabemos cómo se han repartido la tarea directiva pero ciertamente sacan adelante esta historia con bastante dignidad, a pesar de que lo que se nos cuenta no sea nada excepcional, sino algo que puede ocurrir entre dos personas algo tímidas que no se atrevieron en su día a dar el paso adelante y se han de refugiar ahora en una mentira.

El film tiene un buen trabajo de la pareja protagonista, constituida por la sobriedad de la actriz norirlandesa Michelle Fairley en el papel de Millie, que hace un cálido y callado trabajo y del belga Bouli Lanners como Phil, que comparten más parcelas de esta cinta.

Tim Mielants es el que tiene más experiencia en la realización, mientras que los otros dos son unos grandísimos y veteranos actores con cerca del centenar de títulos, pero novatos en la dirección.

Cuenta con una espléndida fotografía de los espacios naturales de Frank van den Eeden, mientras que Pascal Humbert y Sébastien Willemyns se encargan de poner las notas a la banda sonora.