Víctima imperfecta

CINE EN SALAS

Una pareja viaja en coche, de noche; van en silencio; ella, que se llama Aline, pero todo el mundo le dice Aly, informa a su compañero de vehículo, llamado Dary, que va a llamar a su hermana Lucie, para saber cómo está su hija Sarah, que duerme esa noche con ella. Vemos cómo mantiene con Lucie una conversación banal. Vemos ahora, al otro lado del teléfono, a la policía Anna, que está atendiendo esa llamada desde la central policial. Se da cuenta, por lo que dice Aly, que ésta no puede hablar con libertad y tiene algún problema grave con la persona que está cerca de ella; la va guiando con sus palabras para intentar saber qué está ocurriendo y dónde está su interlocutora, para poder enviar la ayuda correspondiente...

De esta forma ciertamente potente, alternando la escena en el coche  en el que viajan un hombre y una mujer y la estación policial, comienza este film que, si hubiera estado en todo momento a ese nivel, hubiera sido ciertamente una película muy estimable. No es el caso, aunque eso no quiere decir que carezca de interés, ni mucho menos.

La peculiaridad de esta Víctima imperfecta, que por supuesto es una denuncia de las agresiones sexuales, estriba quizá en que se centra en los tres personajes centrales que la protagonizan: la mujer violada, que lo ha sido en el transcurso de una relación en la que había visos de llegar al sexo, pero finalmente ella decidió (era su prerrogativa, por supuesto) no llegar más allá, pero que una vez detenido su agresor, la mujer no colabora demasiado, duchándose y, con ello, eliminando parte de las pruebas; el violador, un bombero de baja por un problema en una pierna, un hombre del que pronto veremos que anda escaso de autoestima (lo cual, por supuesto, no justifica ninguna agresión, ni esta ni ninguna otra); y la mujer policía que ayudó a la violada cuando llamó por teléfono haciendo creer a su acompañante que llamaba a su hermana.

Sobre esos tres ejes pivota toda la película, y quizá lo más singular sea ese acercamiento de la directora a los tres, en especial a los dos implicados en la violación, la mujer, un tanto renuente, quizá porque quiere pasar página y no quiere follones que puedan alterar su ya complicada vida; y el hombre, en principio reacio a aceptar su culpa, autoconvenciéndose de que en realidad ella sí quería, solo que se resistió un poco, aunque su proceso mental finalmente le hará entender la monstruosidad del acto cometido. El personaje de la policía del teléfono quizá sea el más endeble, en especial en la parte en la que la vemos en su vida privada, con pareja e hijo adolescente de éste (parece que con el chico ella se lleva bien), con excursos que tampoco aportan gran cosa a la trama, y parecen más como si la directora quisiera que supiéramos algo más de esta tercera protagonista, aparte de su implicación no solo en la noche que recibió la llamada telefónica de Aly, sino posteriormente en la investigación y en el seguimiento del caso, incluso acercándose física y amistosamente a la agredida.

 Delphine Girard (Quebec, 1990) es una cineasta de nacionalidad belga (aunque nacida en Canadá) que se ha desempeñado hasta ahora tanto como actriz como guionista y directora, además de iniciarse en el cine como ayudante de dirección. Víctima imperfecta es su primer largometraje, habiendo realizado con anterioridad varios cortos. Uno de ellos, el último, titulado Une soeur (2018), nominado al Oscar al Mejor Corto de Imagen Real, es precisamente el germen de este largometraje que comentamos. La historia del corto es sustancialmente la misma, en especial la llamada de Aly desde el coche, atendida por Anna. Entendemos que la nominación al Oscar y la apariencia de que en ese cortometraje había la base para una historia más amplia (qué ocurrió antes, y, sobre todo, qué podría pasar después) han sido los motivos determinantes para que se haya podido llevar a la pantalla este interesante proyecto, aunque nos parece que el corto, en su síntesis, era más ajustado a lo que se pretendía. El hecho de que, efectivamente, la secuencia inicial (calcada prácticamente de la del corto) sea la más potente, mientras que el resto es más flojo, entendemos lo confirma.

Girard, con buen criterio, opta por una realización sobria, centrada en lo que cuenta, sin florituras, con pocos interpretes, modesta pero sin que se note, con una narración tranquila, serena, salvo en la secuencia inicial de la supuesta llamada de la víctima a su hermana.

Algunos detalles durante la historia nos aproximan al carácter de los personajes, en especial el del agresor, al que vemos despreciando lamentablemente a la dependiente de la gasolinera porque su tarjeta de crédito es rechazada, lo que ya indica que no es persona demasiado de fiar. También nos enteramos después, tangencialmente, que el padre del agresor fue, al parecer, maltratador de su madre, a la que él le dice “no soy como él”. Así las cosas, el coprotagonista, con problemas de autoestima, como hemos comentado, quizá la forzara a tener sexo con él contra su voluntad como una (extraña, por ser benévolos...) forma de reafirmarse.

Por la parte de Aly, alguna escena rechina bastante, en especial aquella en la que, tiempo después de la violación, ella sale a tomar una copa y (quizá) ligar; cuando lo hace y van a un hotel, ella se comporta de forma muy extraña, diciéndole a su ocasional pareja “ven, úsame, sírvete”, como dando por hecho que él busca solo su placer y no le importa ella lo más mínimo. Cuando el hombre, a la vista de esa actitud, se marcha, ella parece darse cuenta de que ese no es el camino. Lo cierto es que esta escena no concuerda, o así nos lo parece, con nada de lo que hemos visto antes, incluso no parece de la misma película.  

Gusta el tono quedo, nunca altisonante, del film, un tono austero, de corte realista, que cuenta su historia de forma sosegada, sin aspavientos. No parece un film de planteamiento maniqueo, sino que busca observar y entender (que no justificar, obviamente) lo ocurrido.

Lástima que, como decimos, el resto del metraje del film no esté a la misma altura que un comienzo tan poderoso. Buen trabajo actoral, en especial del trío protagonista, con especial hincapié en la protagonista principal, la mujer violada, Selma Alaoui, que confiere interesantes matices a su complejo papel.

(18-05-2024)