Pelicula:

David Färdmar (Gotemburgo, 1972) es un director de casting que, desde hace algunos años, está desarrollando también una carrera como director de cine, hasta ahora en formato de cortometraje, mayoritariamente con personajes de tendencia gay, siendo él mismo miembro militante del colectivo LGTBI. Su último corto, Vi finns inte längre (2018) (si el traductor en línea no se equivoca, sería algo así como “Ya no existimos”), ha sido la base sobre la que Färdmar ha realizado este su primer largometraje, Vivir sin nosotros, la historia de una ruptura sentimental en una joven pareja homo en la Suecia actual.

En ese contexto, conoceremos a Adrian, fotógrafo profesional, y Hampus, compositor y músico; desde hace tiempo son pareja sentimental, pero ambos tienen caracteres opuestos, parecen condenados a no entenderse: Hampus es vivaz, extrovertido, gusta de vivir a tope, amigo de cambios y novedades; Adrian es adusto, de gustos sobrios y con escasa capacidad para abrirse emocionalmente; el amor entre ellos irremediablemente se agosta, aunque Adrian no está preparado para la ruptura. Cuando finalmente sucede, a Adrian le costará mucho superarla, y cada vez que, premeditada o impremeditadamente se encuentran, vuelven los fantasmas de su relación...

Tiene Vivir sin nosotros un problema que nos parece evidente: nos referimos a que, si bien en el corto de 15 minutos citado, Vi finns inte längre, sobre el que se ha montado este largo (incluyéndose el metraje de aquel en este), se muestra adecuadamente ese momento trágico en el que la pareja se da cuenta de que ya no hay un futuro conjunto (“ya no hay un nosotros”, dice clarividente uno de los amantes), en este largo, que se dilata hasta más de cien minutos, la historia queda mucho más deslavazada, haciendo que el ritmo narrativo sea casi inexistente, a la espera del nuevo encuentro entre los antiguos tortolitos y cómo terminarán en cada nueva escena, casi siempre como el rosario de la aurora.

Error habitual en los realizadores novatos en el formato de largometraje, el alargamiento de la trama no ayuda a mantener el interés del espectador, que pronto se da cuenta de que el tema es siempre el mismo, la defección de Hampus ante la actitud un tanto tóxica de Adrian, y cómo este último no acepta en su fuero interno que lo que para él fue modélica pareja ya no lo será más.

Así las cosas, Vivir sin nosotros, en especial en su primera parte, se hace pesada y redundante, habiéndonos llegado ya nítidamente el mensaje en el primer cuarto de hora, pero volviéndose sobre lo mismo constantemente a partir de entonces. Demasiadas vueltas a lo mismo, en un tema alargado extenuantemente, con escasa materia argumental. En el último tramo la cosa mejora, cuando conocemos a las nuevas parejas de ambos, y ese encuentro entre los cuatro, que podría ser (o no...) el final de las cuitas amorosas de Adrian.

Es curioso porque, como era de prever, esta ruptura reproduce con nitidez similares pautas de cualquier separación de pareja hetero: uno se siente asfixiado en la relación, el otro no concibe la vida sin el amado; aparecerán los reproches mutuos, la incipiente depresión, el sexo rápido con terceros que actuará como inicial lenitivo pero posteriormente sumirá al amante abandonado en la pesadumbre; llegarán los celos, con sus accesos de ira, cuando el otro empiece a salir con otras personas... al fin y al cabo, un proceso de duelo de pareja al uso, en este caso por el amor difunto, con su negación, su llanto, su desconsuelo, finalmente su aceptación tras el correspondiente (y metafórico) luto.

Formalmente, a Färdmar como director le hace falta un hervor, como decimos por mi tierra: opta por el despojamiento y el laconismo, quizá a la manera del más grande de sus compatriotas que se dedicaron a esto del cine, Bergman, si bien la distancia entre ambos es sideral. Porque, parece obvio, la sobriedad no viene dada por dos personajes cuyos rostros parece cartografiar David casi con la intención de buscar inexistentes acnés; son otras cuestiones de fondo las que han de conferir intensidad a la historia, que aquí se desarrolla de manera lánguida y tirando a flácida, a aburrida. El abuso del plano/contraplano tampoco ayuda a mejorar la narración, ni una puesta en escena un tanto teatralizante.

Por otro lado, presenta la película una derivada interesante sobre la posibilidad, o no, de que las parejas homosexuales tengan hijos naturales, tema ya tocado por Färdmar en otro de sus cortos anteriores, We could be parents (2016), codirigido precisamente por uno de los dos protagonistas de este largo, Björn Elgerd, y que nos lleva a uno de esos temas inmortales del ser humano: la propia descendencia, la búsqueda de la continuidad de nuestra sangre, de trascender nuestra vida finita a través de la sucesiva prole.

En su conjunto, Vivir sin nosotros nos ha parecido un film irregular, con temas apreciables pero una endeble manera de presentarlo en pantalla. Los diálogos, del propio director, autor también del guion, no son precisamente brillantes sino más bien tirando a ramplones. Por el contrario, habrá que convenir en que las escenas de cama, bastante  subidas de tono pero sin sexo explícito, están, como se decía antiguamente, plenamente justificadas en el guion, tienen trascendencia en el devenir de los acontecimientos y ayudan en la evolución de los personajes y de sus relaciones.

Los protagonistas, Björn Elgerd y Jonathan Andersson, muy entregados, sin embargo también nos han parecido bastante sosos, con cierta tendencia al sufrimiento impostado que no nos terminamos de creer demasiado. Es cierto que el guion, con su monográfica reiteración del mismo tema y de las situaciones representadas, no les ayudaba mucho.

En el doloroso proceso de ruptura, cuando están deshaciendo la casa, Hampus exige a Adrian que le entregue la mitad de la cama que compartían, mueble que habían adquirido de consuno, en una de esas agrias disputas por motivos económicos quizá inevitables en toda disgregación sentimental. Esa “mitad de la cama” se convertirá entonces en el símbolo de la pérdida del ser amado para Adrian, y quizá solo su consciente, generosa, voluntaria devolución le traerá algo parecido a la paz consigo mismo.

(20-05-2021)


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104'

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Vivir sin nosotros - by , May 20, 2021
2 / 5 stars
La mitad de la cama