El cine japonés de animación, es evidente, no se limita a las maravillas de Studio Ghibli o al inmenso caudal de animes, mangas y demás cacharrería que se produce allí para cine y televisión. Hay otros cines de animación en Japón que también merecen atención, como es el que hace Makoto Shinkai, escritor, animador, guionista, director de fotografía, director, entre otras muchas facetas artísticas, casi todas ellas relacionadas con el anime, en la que es un consumado maestro, sabiendo lo que es empezar desde abajo, cuando diseñaba videojuegos a sueldo de una gran productora.
Sobre su propia novela, Makoto Shinkai realiza, en dibujo animado tradicional (no tridimensional, para entendernos), esta hermosa historia de fantasía, amor, amistad e intriga. Un chico y una chica, ambos adolescentes, se encuentran con que tienen extraños sueños en los que creen ser otra persona. Finalmente se dan cuenta de que esos sueños no son sino un intercambio de cada mente en el cuerpo del otro. A partir de ahí, empiezan a dejarse mensajes en los móviles para intentar comprender mejor lo que les sucede…
Con elementos que recuerdan algunas de las pesadillas recurrentes en Japón (la caída de un cometa, con la correspondiente devastación, un trasunto sin duda de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki), Your name es una cinta de una belleza más que notable, y no sólo por su tratamiento visual (con un dibujo realista, a veces casi naturalista, salvo en los personajes, donde los animadores se permiten algunas licencias), sino por la historia que nos cuenta, el vínculo creado entre dos adolescentes, por mor de una tragedia sin nombre que asolará a uno de ellos, y cómo ese vínculo entre lo onírico y lo fantástico los mantendrá unidos y coordinados para intentar modificar lo sucedido.
Con temas de lo más curioso, como la posibilidad de habitar la vida de otro mediante el sueño, o la utilización de fetiches (ese sake como tributo a los dioses) para conectar con otras vidas, Your name se constituye en una obra deliciosa, a la que quizá le sobre algo de metraje y una mayor concreción argumental, si bien es cierto que el tono medianamente caótico de la historia conviene al filme. Seguramente Makoto Shinkai no es el nuevo Hayao Miyazaki, como le ha motejado cierta prensa, pero lo cierto es que su cine tiene mucho interés, confirmando con ello que el cine de animación japonés goza de excelente salud.
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