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La realidad, por supuesto, es uno de los grandes veneros de la ficción, bien recreándola, bien como inspiración para obras que beben en ellas para después contar otras historias. Este es el caso de esta curiosa (aunque no totalmente conseguida...) serie española, La víctima número 8, clarísimamente inspirada en el atentado yihadista en la Rambla de Barcelona que, el 17 de agosto de 2017, mató a 15 personas y dejó más de 130 heridos, un atentado que se perpetró con una furgoneta lanzada a toda velocidad por la más popular de las calles barcelonesas.
La acción se desarrolla en el tiempo de rodaje de la miniserie. Vemos como varias cadenas de televisión del mundo hablan de un gravísimo atentado en Bilbao. 24 horas, antes una pareja de novietes, Edurne (vasca) y Omar (magrebí), hablan de sus tonterías, sin tener idea de cómo cambiarán sus vidas al día siguiente; ella quiere que sus padres lo conozcan, pero él se resiste porque dice que es “moro”, aunque ella ya se lo ha dicho a su familia. Cuando se despiden, vemos que a Omar lo para alguien por la carretera. Ya en la cena en la que esperan al chico, en casa de Edurne, Omar no se presenta... Mientras, en la tele hablan del atentado yihadista de Bilbao, hay 7 personas muertas y 20 heridas, como consecuencia de un atropello intencionado por una calle peatonal de la ciudad. Koro, la inspectora de la Ertzaintza, a la que le encargan la investigación del caso, tiene como peculiaridad que está visiblemente embarazada....Por otro lado, conocemos a una familia de la alta burguesía vasca, los Azkárate, uno de cuyos miembros ha sido una de las víctimas del atentado, estando muy gravemente herido...
Esta miniserie de 8 capítulos, auspiciada por TeleMadrid y Euskal TeleBista, en la época en la que ambas televisiones autonómicas podían colaborar con normalidad (ahora ya se sabe que esta bipolarización que nos está matando también ha llegado a las cadenas regionales...), ha sido encomendada, como creadores, a Marc Cistaré, guionista televisivo de amplio espectro, capaz de series tan interesantes como Frágiles, pero también de castañas como la serie El barco; entre medias estarían productos comerciales pero resultones, como la muy popular Los hombres de Paco o Vis a vis; la segunda creadora es Sara Antuña, también guionista de ya bastante amplio recorrido, con series como La familia Mata y Luna, el misterio de Calenda o la película El silencio del pantano.
Ambos han tomado como referencia, clarísimamente, aquel atentado de la Rambla barcelonesa, aquí trasladado a Bilbao y, lógicamente, con otra intrahistoria, en este caso un thriller que juega con la envidia y los celos familiares, por un lado, y cómo el famoso refrán de “unos tienen la fama y otros cardan la lana” tiene más razón que un santo...
La miniserie tiene, desde luego, buena factura; en eso afortunadamente casi todos los productos audiovisuales modernos con un mínimo de respaldo profesional sacan al menos un aprobado. Otra cosa serán cuestiones diferentes, como una realización con cierta tendencia a la espectacularización, con mucha cámara rápida, e incluso un tanto narcisista, con muchas angulaciones en picado y contrapicado, a pesar de lo cual la puesta en escena no es precisamente muy personal.
Como producto audiovisual nos parece una historia un tanto elemental, básica, para poner en imágenes un guion donde son frecuentes las incoherencias y los flecos sueltos, en una historia en la que no se ha hilado muy fino, si bien es cierto que, en conjunto, queda resultona y entretenida, incluso intrigante; lástima que no esté más pulida y sin agujeros ni incongruencias. En este sentido, hay que resaltar que los últimos capítulos se hacen más interesantes, quizá porque se acelera la intriga y el ritmo se hace más trepidante...
Parece que La víctima número 8 busca la denuncia de la xenofobia social contra la comunidad musulmana en Europa, señalados por el dedo de los demagogos de turno cuando suceden atentados tan graves como los de la Rambla en Barcelona, o los del 11-M en Madrid o los de Charlie Hebdo o Bataclan en Francia. En ese sentido, parece evidente que la serie quiere poner el acento en el hecho de que la inmensa mayoría de los árabes en Europa son gente normal, y que con frecuencia pueden servir como chivos expiatorios para intereses espurios, ni siquiera políticos, sino de ambición personal y profesional, como es el caso que aquí se plantea, evidentemente con los ropajes de la ficción. Y es que a la postre estamos ante una mirada muy pesimista, que viene a decir que, cuando al Poder no le interesa, la verdad se esconde aunque para ello tengan que pagar inocentes.
Tiene la miniserie algunas curiosidades que no nos resistimos a comentar, como el hecho de que la inspectora de la Ertzaintza que investiga el atentado esté embarazadísima, casi a punto de parir, a pesar de lo cual se empecina en el caso, entre otras cosas porque tiene una muy peculiar implicación personal en el mismo; también es llamativo el personaje de Eche, uno de esos periodistas de la prensa del bajo vientre (antes llamada del corazón...), especializado en reportajes y fotos morbosas, un buscavidas sin escrúpulo alguno, al que sin embargo la veraz cercanía de la parca le hará cambiar de prioridades...
Tampoco nos resistimos a comentar que la serie, en ocasiones, busca descaradamente el morbo, como en la escena en la que Omar y su amigo, perseguidos por la policía por su supuesta implicación en el atentado, se entregan a estos y, cuando los esperan, se ponen voluntariamente en pelota picada, con desnudo frontal incluido, supuestamente para que los polis vean que no llevan cinturón explosivo... ¿Y dónde se supone que lo iban a llevar, en los calzoncillos? Esto sería una novedad notable, el “slip-explosivo” (y no estamos hablando de Nacho Vidal...). Tampoco se puede decir que sea muy normal que la llamada víctima número 8, que da título a la miniserie, Gaizka, todo un director general y CEO de una muy importante empresa vasca, lleve un piercing en el pene, y sobre todo que se nos cuente en la serie...
Los intérpretes bien, sin alharacas. En todo caso citaremos a Farah Ahmed, la madre de Omar, el chico injustamente acusado del atentado, que hace toda una composición, muy de verdad, muy creíble, una auténtica Madre Coraje que se batirá el cobre valerosamente para salvar la vida de su hijo. También citaremos al veterano Marcial Álvarez, recordable como uno de los atormentados policías de la serie El comisario.
(02-04-2025)