Serie: Locke & Key

Joe Hill, el talentoso hijo de Stephen King, firma sus textos con el nombre del célebre sindicalista de origen escandinavo, que fue un referente en la lucha por los derechos civiles y de los trabajadores; su nombre real es Joseph Hillstrom King, pero el segundo de los hijos del escritor de Maine quiso marcar distancias con su famoso padre y no usar el apellido paterno para poder volar solo en el proceloso mundo de las letras; prurito ciertamente elogiable, aunque todo el mundo sabía que quien firmaba como “Joe Hill” era el niño de S.K... En cualquier caso, Joe Hill ha demostrado que vale por sí mismo, no por ser hijo de su padre.

Tras su primera novela, El traje del muerto, publicada en 2007, Hill, en colaboración con el dibujante chileno Gabriel Rodríguez, preparó una serie de novelas gráficas sobre un único tema que se ha ido publicando desde entonces, con un total, hasta la fecha en la que escriben estas líneas, de siete volúmenes editados. El nombre genérico de la serie es Locke & Key, que juega con la palabra Locke, que es a la vez el apellido de la familia protagonista y también “candado” en inglés, y la palabra “key”, llave en la bella lengua de Faulkner.

La serie de novelas gráficas llamó de inmediato poderosamente la atención, hasta el punto de que pronto, hacia 2010, se consideró su pase a la pantalla, grande o pequeña, aunque el proyecto ha sufrido muchas vicisitudes y ha dado muchos tumbos hasta cristalizar finalmente en esta serie; ha habido de todo, desde la intención de hacer tres largometrajes para cine hasta grabar un piloto televisivo que finalmente se desechó, pasando por distintas plataformas de VoD que se hicieron con sus derechos y después los vendieron, como pasó con Hulu, y también diversos directores (entre ellos Andy Muschietti, el director del díptico de la kingiana It) y otros tantos creadores y showrunners.

Por fin, en 2018 Netflix se hizo con los derechos para producirla en forma de serie, y en 2020 presentó el estreno en su plataforma de la primera temporada, que se corresponde, a grandes rasgos, con el contenido de la primera novela gráfica, titulada Bienvenidos a Lovecraft, refiriéndose con ese nombre a una imaginaria localidad con la que se rinde tributo al famoso escritor de terror H.P. Lovecraft, localidad que, al pasar a la pantalla, se ha rebautizado como Matheson, en homenaje esta vez al también muy popular escritor de igual género Richard Matheson.

La primera temporada consta de 10 episodios, que arranca con la familia Locke viajando hacia la citada localidad de Matheson, en Massachusetts, a una propiedad familiar ancestral, llamada Keyhouse, donde han decidido ir a vivir tras sufrir un traumático suceso: meses antes, en su anterior vivienda, fueron asaltados por un desquiciado estudiante de secundaria, alumno del progenitor de la familia, Rendell, al que mata, y que después estuvo a punto de acabar también con el resto del clan, si no hubiera sido porque el mayor de los hijos, el adolescente Tyler, consigue acabar con la vida del agresor, en defensa propia y de los suyos. Tras ese tremendo golpe, los Locke supervivientes (la madre, Nina, los hijos adolescentes, el varón Tyler y la chica Kinsey, y el más pequeño, como de 9 años, Bode) deciden dar ese cambio en sus vidas, mayormente para no estar reviviendo constantemente las escenas de la masacre, que tuvieron lugar en su hogar anterior. Ya en Matheson, en la nueva casa, el pequeño Bode encuentra una pequeña edificación en la que hay un pozo, de donde le llega la voz de una mujer, que le sugiere que busque en Keyhouse las llaves que ciertas voces susurrantes van a anunciarle. Cuando Bode encuentra la primera de esas llaves, se da cuenta de que el humilde artilugio posee un poder extraordinario: esa primera llave tendrá la capacidad de, al insertarla en cualquier cerradura, dar paso al abrir la puerta a cualquier sitio imaginado por el detentador de la llave, sea cual sea el sitio y esté donde esté...

Ciertamente la novela gráfica Locke & Key tenía elementos muy interesantes, y es comprensible que desde el primer momento hubiera productoras con intención de adaptarlas a la pantalla, aunque se entiende menos que diera tantas vueltas hasta conseguir grabarse: misterios de los devenires de las productoras... Aunque de entrada la llegada de la familia Locke a Keyhouse pudiera interpretarse como “otra” película de casa encantada, no es así, sino que el misterio, la fantasía, incluso el horror, vendrán dados por las llaves mágicas y sus cualidades cuasi taumatúrgicas. La atmósfera se consigue entonces no a base de sustitos, como tan típico (y tan tópico) es hoy día en las producciones de misterio y terror, sino más gracias a la originalidad de los poderes que confieren las diversas llaves mágicas que van apareciendo en la trama, y que permitirán a los protagonistas (mayormente los adolescentes Locke y su hermano pequeño) mantener una pugna a veces sorda, a veces abiertamente traumática, con el demonio que pretende hacerse con el control de todas, un demonio multiforme y transgénero de lo más peculiar y sibilino.

Los creadores de la serie, Meredith Averill, Carlton Cuse y Aron Eli Coleite, son todos ellos experimentados guionistas y productores de series televisivas generalmente relacionadas con el misterio y la fantasía, por lo que es evidente que conocen el género y lo han dotado de los ingredientes necesarios para mantener el interés en el espectador. Como es normal también en estos casos, Locke & Key, aunque quizá tenga una vocación mayoritariamente juvenil, no descuida tampoco a los públicos más maduros, cuarentones y cincuentones, haciendo que algunos de sus personajes relevantes tengan esa edad y aparezcan con cuitas y problemas típicos de ella. En los roles jóvenes no se omiten los lógicos escarceos amorosos de los adolescentes, con la complicación añadida de tener que explicarle (o no...) a los posibles novios o novias los secretos familiares que toman forma de llaves mágicas.

Los intérpretes, en general seguros, sin alharacas, todos ellos bastante poco conocidos; aunque se manejaron en anteriores fases del proyecto algunos nombres de actores de renombre, como Danny Glover, finalmente se ha optado (probablemente por razones de presupuesto, en el que el departamento de CGI, los efectos digitales, ha debido llevarse la parte del león...) por intérpretes sin mucho currículo, o al menos no demasiado brillante o reputado. Curiosamente, el actor que más nos ha interesado porque nos parece que tiene futuro por su seguridad y naturalidad es el pequeño Jackson Robert Scott, un niño de solo 11 años (cuando se grabó la serie aún menos, en torno a 9) que llama la atención por su frescura, por su solvencia interpretativa con tan escasa edad.

Es relevante reseñar también que entre los directores ha estado Vincenzo Natali, el director canadiense que fue el autor de la mítica Cube (1997), que abrió un nuevo y original venero en el cine de misterio y terror. También habrá que decir que Joe Hill, el autor (junto a Gabriel Rodriguez) de las novelas gráficas, ha estado muy implicado en el desarrollo artístico de la serie, lo que se nota en la proximidad de la historia en pantalla con la descrita en los cómics, pero también en el cuidado, la meticulosidad, el esmero que desprende la serie. Como curiosidades, Joe Hill tiene un cameo en la serie, y también Tom Savini, el mítico mago de efectos especiales y maquillaje del cine de terror de “slasher” de los años setenta y ochenta, al que se rinde homenaje en una de las líneas argumentales de la producción.

Estrenada la primera temporada en Febrero de 2020, Netflix ya ha anunciado, cuando se escriben estas líneas, la firma de la renovación para una segunda temporada. Si ello llega a buen puerto (como esperamos), en su momento reflejaremos aquí el análisis de la misma, cuando se estrene.


Locke & Key - by , May 11, 2020
3 / 5 stars
Llaves mágicas