Enrique Colmena
El sábado día 25 de Enero se celebró en la sede de la Fundación Cajasol, en Sevilla, la Gala del Cine Andaluz, en la que, como todos los años, se han entregado los Premios ASECÁN, que se han convertido desde hace ya tiempo en el equivalente de los Goyas a escala andaluza.
La ganadora indubitable ha sido
Caníbal, la hermosa, extraña, serena, a ratos espléndida película del almeriense Manuel Martín Cuenca, la historia de un sastre granadino incapaz de relacionarse socialmente con las mujeres que le atraen sexualmente, y cuya única forma de resolver esa incapacidad será capturarlas, matarlas, comérselas… Hasta que una mujer, una rumana emigrada, haga tambalear sus costumbres, sus certezas, y le haga pensar si no sería posible que él, un monstruo, pudiera ser como los demás…
Esa obra mesurada, donde los tiempos vacíos están sin embargo tan llenos, se ha llevado de calle los tres premios más importantes de la gala: Mejor Película, Mejor Dirección, para Martín Cuenca, y Mejor Guión, para Martín Cuenca y Alejandro Hernández. Así que más que
Caníbal parece Pantagruel, aquel gigante de apetito voraz que imaginó Rabelais hace casi seiscientos años:
Caníbal se revela así, entonces, como un comedor insaciable que se ha zampado los tres galardones de mayor relumbrón de la Gala.
Con dos premios, y todos ellos “de pedrea”, han tenido que conformarse sus rivales. Y eso que entre estos había filmes tan interesantes como la opera prima de Paco R. Baños,
Ali, que consiguió los Premios a la Mejor Música y Mejor Montaje; la bastante más endeble
¿Quién mató a Bambi?, de Santi Amodeo, se ha llevado los de Mejor Sonido y Mejor Fotografía, como corresponde a un filme de producción muy costeada que ha contado con técnicos de primera línea, ambos andaluces; y
The extraordinary tale, la animosa, esforzada, a ratos curiosísima película de José F. Ortuño y Laura Alvea, se ha alzado con los de Mejor Vestuario (que provocó la anécdota de la gala, al tropezar la galardonada y rodar por los suelos la placa, rota en varios pedazos, lo que permitió a los presentadores hacer chistes sobre lo –literalmente— compartido que iba a ser el premio…) y Mejor Dirección Artística.
A puerta fría, la última producción estrenada de Antonio P. Pérez para su Maestranza Films, obtuvo un premio relevante, el de Mejor Actor, para Antonio Dechent, como siempre sobresaliente. El Premio a la Mejor Actriz fue para Belén López, por una producción no andaluza,
15 años y un día, de Gracia Querejeta.
El resto de los premios se repartió hacia iniciativas menos famosas que éstas, pero también tan merecidas. El de Mejor Documental fue para
Pepe, el andaluz. El Mejor Cortometraje Documental, para
El desorden de los sentidos, y el Mejor Cortometraje de Ficción, para
Solsticio.
En Labor Informativa sobre Cine en Radio se premió a
Se rueda en Andalucía, espacio que se emite en la cadena SER; ese mismo premio, pero relativo a Internet, fue para
CineAndCine; el Premio a la Difusión del Cine fue para la línea editorial sobre Miguel Picazo que lleva a cabo desde hace años la Diputación de Jaén; el Premio al Mejor Libro de Cine fue excepcionalmente otorgado “ex aequo” a
Consolidación industrial del cine andaluz, de Francisco Javier Gómez Pérez, y a
El caso Rocío, de Ángel del Río, Francisco Espinosa y José Luis Tirado; la Mejor Producción Televisiva fue
Gitanos andaluces, de Pilar Távora. El Premio de Honor de este año recayó en el Festival Iberoamericano de Huelva, al cumplirse 40 años desde su fundación por José Luis Ruiz, galardón que recogió su actual director, Eduardo Trías.
Fuera del ámbito andaluz aún hubo lugar para dos últimos galardones, el de Mejor Película Española (sin producción andaluza), que fue para
Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba, que aunque no es andaluza se rodó en Andalucía, en Almería concretamente, y el de Mejor Película Extranjera para
Amor, el estremecedor drama de Michael Haneke.
La ceremonia fue presentada por Rafael Pontes y Marta Jiménez; fue una gala ágil, en la que los premiados se comportaron razonablemente bien en el turno de agradecimientos, sin extenderse demasiado, y donde el mensaje que algunos lanzaron (Dechent, Martín Cuenca) vino a recordar que el cine no es un arte “low cost”, que aunque ahora se esté haciendo cine en condiciones de una precariedad extrema, éste no es un modelo a seguir, y que en el futuro, cuando la situación económica mejore, la forma actual de hacer cine no puede mantenerse indefinidamente.
Hay que dar la enhorabuena a ASECÁN (acrónimo de la Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía), fundamentalmente en la figura de su presidente, Javier Paisano, y su vicepresidente, Juan Antonio Bermúdez, ambos
alma mater actuales de esta Asociación que fundamos unos cuantos locos hace la friolera de treinta y un años, y que, milagrosamente, y tras algún tiempo en el limbo, volvió por sus fueros hace unos años para demostrar que actualmente se encuentra en excelente forma, siendo ya una referencia ineludible cuando se habla de cine andaluz. Ojalá que sea por mucho tiempo…
Pie de foto: Foto de familia de los galardonados en la Gala de los Premios ASECÁN 2014.