Pelicula:

Esta película se pudo ver en la muestra de Nuevo Cine Independiente Norteamericano que ha presentado la iniciativa #seff365, la extensión permanente del Sevilla Festival de Cine Europeo, en colaboración con Americana, Festival de Cine Independiente de Barcelona, y el ICAS, Instituto de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla.

El cine indie americano sigue presentando sus credenciales, y estas siguen manteniendo un tono muy alto. Ahora nos llega el Premio a la Mejor Dirección en el pasado Festival de Sundance, el certamen más prestigioso de cine independiente del mundo, galardón que recayó (a lo que se ve muy merecidamente) en Eliza Hittman, la realizadora de este potente, también doloroso drama, Beach rats, radiografía desconsolada de cierta juventud desnortada, una juventud en los suburbios de la opulencia, en el Brooklyn mítico de tantas películas, en un verano interminable en el que un adolescente, Frankie, quizá en torno a los 17 o 18 años, sestea durante las largas noches chateando por internet con hombres mayores en aplicaciones de contacto gay; el padre agoniza estragado por un cáncer terminal, mientras la madre intenta poner algún orden en un hogar con riesgo de desvertebración; una hermana en torno a los 14, entre tanto, empieza a despertar a la sensualidad con un amigo de su edad. En ese contexto, Frankie mata el tiempo con sus indolentes amigotes, que nada saben de sus aficiones a chatear con varones gays, y a buscar el siguiente chute de “maría”, el siguiente porro, el siguiente canuto. Conoce a una chica de su edad, Simone, y con ella tendrá la impresión de poder mantener una relación dentro de los parámetros que en su mundo se les supone a los muchachos...

Se ha querido emparentar este film de Eliza Hittman con algunos de los de Larry Clark, fundamentalmente con The smell of us (2014), sobre todo por las conductas sexuales carentes de sentimiento o emoción por parte de adolescentes, en contextos colindantes con la prostitución masculina; sin embargo, donde en Clark había puro nihilismo, metafóricos robots humanos haciendo (o dejándose hacer) el amor como el que se come un bollo, en Hittman hay todo un drama, el de un chico que desconoce realmente qué quiere hacer, qué le gusta, qué es lo que realmente le pone. Quiere ser “normal” (esas comillas, lógicamente, no son inocentes), pero le cuesta, no termina de engancharse en un ritmo de vida al uso. Prefiere la adrenalina sin futuro de los encuentros furtivos, el morbo de la clandestinidad, de lo subterráneo, antes que la relación a cara descubierta con la chica que, es evidente, está interesada en él.

Un último disparate, a la caza de cierta cantidad de “maría”, pero también con la no declarada intención de descubrir ante sus amigotes machistas el carácter ambiguo de sus encuentros sexuales con hombres mayores, ese secreto que le corroe y que está loco por contar, hará que la vida de Frankie entre en una encrucijada de la que no sabrá cómo salir.

Drama “sotto voce”, callado y recóndito, que se cincela a través del rostro adusto, hierático de un Harris Dickinson que es ya una nueva promesa del cine indie yanqui (por cierto, de notable parecido con el futbolista Fernando Torres cuando este tenía su edad, sobre los 18 años), Beach rats resulta ser una radiografía dolorosa, con una mirada entomológica pero en ningún caso neutral, sobre una edad, una circunstancia social y familiar, un tiempo histórico y sociológico, que marca, o puede marcar, a ciertos jóvenes con dificultades de comunicación. Es, por supuesto, también un drama sobre la identidad sexual y sobre los problemas para asumirla plenamente, sobre todo cuando, como en este caso, el protagonista no tiene nada claro qué es lo que quiere realmente.

Obra potente, admirablemente narrada con un “tempo” lento pero necesario para explicar en imágenes esta desolada historia de nuestro tiempo, esta crónica de una juventud desairada de todo y de todos, donde nadie es culpable y todos los somos a la vez. Eliza Hittman, que ya había avisado del interés de su cine con su debut en el largometraje, It felt like love (2013), se confirma como una de las voces más poderosas del nuevo cine indie norteamericano.


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98'

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Beach rats - by , Apr 13, 2018
3 / 5 stars
En los suburbios de la opulencia