Caín

Manuel Iborra es un cineasta alicantino que despertó esperanzas al comienzo de su carrera, practicando un tipo de cine que parecía emparentar con la Comedia Madrileña que a partir de mediados de los años setenta y principios de los ochenta desarrollaron directores como Fernando Colomo y Fernando Trueba, entre otros. Iborra se incorporó a este pequeño grupo de directores que hacían una comedia fresca, alejada de la tópica astracanada franquista del landismo, una comedia urbana, con personajes jóvenes y con temas y situaciones más apropiadas a los vientos de cambio que ya se estaban dejando sentir en España.

Tras su estreno en el largo de ficción con Tres por cuatro (1982), que pasó más bien desapercibida, Iborra afronta este largometraje, Caín, que se ambientaba en Andalucía (en Chiclana, Cádiz, más concretamente). Narra las andanzas de un niño, el Caín del título, un absoluto enamorado de los animales, y su relación con sus compañeros de clase del cole, que resultan ser una panda de petardos, comandados por un cabeza hueca llamado Cocacolo, y a los que el profesor, Don Cuco (como se ve, Iborra, como guionista, se cubrió de gloria con los nombres de los personajes...), intentaba meter en vereda, aunque se lo comían por sopa.

La película es una comedia simpática a fuer de sencilla y falta de pretensiones, y a ratos tiene un cierto tono coral que recuerda al cine de Berlanga, sin que, por supuesto, llegue ni a la suela de los zapatos del autor de Plácido.

Entre los intérpretes destaca una estupenda Verónica Forqué, que se trabajó concienzudamente el acento andaluz hasta hablarlo prácticamente a la perfección. También hace un trabajo meritorio el catalán Carles Velat, un rostro peculiar que trabajó durante los años sesenta y setenta en los inolvidables espacios teatrales Estudio 1 y Novela de TVE.

Iborra hizo después El baile del pato (1989) y Orquesta Club Virginia (1992), que concitaron extraños elogios que en su momento nos parecieron exagerados. En 1997 conseguiría la que se puede considerar su mejor película, El tiempo de la felicidad, una dramedia de buen nivel, que no volverá a alcanzar de nuevo con posterioridad.