Pelicula:

Neil Simon (1927-2018) fue un escritor norteamericano que, además de una amplia repercusión en representaciones teatrales, singularmente en los escenarios de Broadway, tuvo también una notable participación en muchas películas del género de comedia de su país (y también fuera de él...) desde mediados del siglo XX hasta prácticamente nuestros días. Algunos de los films basados en sus obras, o directamente escritas para la pantalla por él, como Descalzos por el parque (1968), La extraña pareja (1968) o La chica del adiós (1977), son (o mejor fueron...) películas muy populares que le hicieron gozar de justa fama. Su teatro, su cine, fue siempre de corte evidentemente burgués, pero con algunos aditamentos picantes, o extravagantes, o poco ortodoxos, que le daban a sus obras un toque como de (falsa) rebeldía. 


Herbert Ross (1927-2001), por su parte, el responsable de la filmación de este guion que Simon escribió directamente para la gran pantalla, fue un cineasta interesante aunque nunca descollara especialmente; en su haber, sin embargo, hay un puñado de buenas películas que destacan entre otras mucho más mediocres: entre esas buenas destacaríamos Sueños de un seductor (1972), con un impagable Woody Allen solo como actor, La pareja chiflada (1975), Paso decisivo (1977) y Dinero caído del cielo (1981), musical cuyo estrepitoso fracaso comercial (aunque nos parece una obra notable) precipitó su caída en desgracia.


California Suite pertenece a la que se pondría considerar la mejor época de ambos hombres de cine, Simon y Ross, la década de los setenta, cuando sus nombres, en especial el del primero, era garantía de éxito. La película, rodada como decimos a partir de un guion original de Neil Simon, narra cuatro historias ambientadas en el tiempo de su rodaje, a finales de los años setenta, en un hotel de la californiana Beverly Hills, donde veremos se hospedan los protagonistas de esas narraciones, cuyo desarrollo se irá alternando entre ellas sin ningún orden concreto. En una de las historias conocemos a Diana, sólida actriz shakespeareana candidata a un Oscar por un film menor, que en las horas previas a la ceremonia de entrega de los premios atraviesa por una crisis personal que intenta sobrellevar como puede con su marido, el lúcido aunque generalmente sarcástico Sidney, antiguo actor ahora metido a anticuario. En la segunda, Hannah, ejecutiva neoyorquina, visita California para entrevistarse con su ex, Bill, para tratar sobre el futuro de la hija de ambos, adolescente de 17 años, que desea vivir con el padre en vez de con la madre. En la tercera, los doctores Chauncey y Panama, con sus respectivas cónyuges (hay parentesco de cuñadía entre ambos matrimonios...), viajan juntos a disfrutar de sus vacaciones, pero la relación de los varones es bastante más que tirante. En la cuarta, Marvin, cincuentón llegado a California y alojado en el mismo hotel donde transcurren todas las tramas, es “obsequiado” por el mujeriego irredento de su hermano con una “conejita” en su habitación, a lo que el hombre no hace ascos...


Las cuatro historias participan, como decimos, de dos de las características fundamentales de la obra de Simon, el conformismo burgués típico de las clases instaladas, en las que no hay problemas de subsistencia sino de carácter personal y relacional, pero con algún toque que parezca que hay algo parecido a la rebeldía o la heterodoxia, como la aparición de un personaje homo o bisexual que (en contra de lo habitual hasta solo unos años antes en el cine comercial USA) no es ni ridículo ni pervertido.


Dicho lo cual, debemos decir pronto que California Suite nos parece que ha envejecido bastante mal. Cuando la vimos en su estreno, allá por 1978, nos pareció estimable en su conjunto, mientras que ahora, más de cuatro décadas después, no solo ha envejecido en lo formal (atrezo, vestuario, peluquería, decorados, máquinas...), lo cual sería lógico y razonable, sino también en el fondo, que es mucho peor: la historia de los dos ex en pugna por la hija cuasi mayor de edad se hace interminable, con una cháchara insufrible plagada de puyas, réplicas y contrarréplicas supuestamente ingeniosas, con una Jane Fonda en plan diva y un Alan Alda que no parece tener claro cuál es su personaje. El segmento de la actriz candidata al Oscar y su peculiar marido mantiene mejor el tono, quizá porque las neuras actorales siguen siendo las mismas de hace cuatro décadas (y de hace cuatro siglos...): las inseguridades sobre el trabajo hecho, las dudas sobre la propia apariencia, etcétera. El episodio del marido que le pone los cuernos a la esposa entra dentro del subgénero “comedia de enredo”, y está resuelto con cierta gracia, sobre todo por el estupendo trabajo de un Walter Matthau aún en buena forma, y de una brillante Elaine May que le da adecuada réplica como la cónyuge engañada. Pero el que no tiene, a día de hoy, ninguna defensa es, o nos lo parece, el de los médicos afroamericanos: quizá Simon pensó que hacía una generosa comedia multicultural (cuando solo una década antes en gran parte del país seguía existiendo una política de segregación racial de hecho) por incluir a dos matrimonios de raza negra con buen nivel económico y social, siendo los varones médicos de prestigio, pero la pifió cuando hizo que fueran precisamente ellos, los negros, los que pusieran la nota del humor físico, del “slapstick”, de la comedia en la que todo se basa en la (supuesta) gracia de la patada en el trasero y similares, con dos protagonistas, Bill Cosby y Richard Pryor, que parecen estar diciendo “mira si somos inferiores que estamos aquí partiéndonos la cara a pesar de que se supone que tenemos el mismo estatus que vosotros, blanquitos”: lo dicho, lamentable.


El conjunto, entonces, es irregular, viejuno, con algunas historias que han resistido mejor el paso del tiempo y otras que piden a gritos una aseada eutanasia. La película tuvo cierta repercusión en taquilla, con más de 42 millones de recaudación en el mercado doméstico norteamericano (que incluye a Canadá, como el cinéfilo sabe), siendo nominada a tres Oscars, de los que solo lo ganó la gran Maggie Smith, cuyo personaje de la película, sin embargo, no lo lograba, en una de esas curiosas carambolas que tanto le gustan a Hollywood. 


(19-01-2023)


 


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103'

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California Suite - by , Jan 19, 2023
2 / 5 stars
Ha envejecido mal